Investigaciones por la salud
Utilizando cáscara de sandía, melón, granada, de nuez, orujo de uva y hojas de moringa, entre otras especies, la Universidad Autónoma de Coahuila trabaja en la creación de un fármaco para combatir padecimientos como el cáncer.
Los investigadores hacen énfasis en el cervicouterino, que registra un gran índice de mortandad en mujeres de México.
Desde el año 2016 se trabaja en la planta piloto en la Facultad de Ciencias Químicas, con 12 productos que desecha la población regularmente, las ya mencionadas y hojas de guanábana, chile, el mismo sorgo y la pulpa del café.
UN PROCESO SOFISTICADO
Durante el primer año de la investigación, se extrajeron los compuestos de estos materiales, con tecnologías novedosas producidas en Italia y China, mientras que en el segundo año, con los compuestos ya obtenidos se evalúan en la actividad cancerígena.
El doctor Raúl Rodríguez Herrera, investigador de la Facultad de Ciencias Químicas y líder del proyecto, explica que la fase exacta por la que atraviesa el proyecto, es analizar las actividades biológicas que tienen los compuestos a partir de estos residuos, algunos como la cáscara de granada matan células cancerígenas, pero también células sanas.
LOS PLAZOS Y LAS EXPECTATIVAS
Generalmente el desarrollo de un medicamento dura hasta 10 ó 15 años, pero justo después de esta etapa del proyecto que se comprende por 3 en total, se iniciarán a realizar pruebas con ratones, y después de ahí empiezan las pruebas preclínicas con algunos humanos, para estar seguros que tendrá más beneficios que afectaciones.
“Se trata de obtener y darle un aprovechamiento a eso que se tira, la pulpa de café que es un residuo que se tira al ambiente, tiene compuestos que van y contaminan los ríos y los suelos, por ello se quieren aprovechar y sacarlos de la pulpa para utilizarlos en la industria farmacéutica o industria alimentaria,” dijo el doctor.
“Evaluamos actividad anticancerígena, especialmente con cáncer cervicouterino, actividad antireumatoide —utilizando ratas a las que inducen el reumatismo y analizan el avance—, actividad antidiabética, antiinflamatorias, si son citotóxicas, se evalúa si tienen propiedades herbicidas, insecticidas, antioxidantes que ayuden a prevenir enfermedades.
PROYECTO BENEFICIARÍA A PRODUCTORES
Al participar con este proyecto en una convocatoria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, se recibieron 14.5 millones de la misma.
Si bien se formuló el objetivo de que se obtendrían compuestos químicos de residuos vegetales, para generar compuestos químicos, sin embargo, la investigación está diseñada para extenderse más allá del laboratorio, es decir se llevará a los mismos agricultores para que consideren los beneficios que pueden obtener de los materiales que desechan.
A los productores de nuez que les interesa vender la almendra y tiran la cáscara, podrían sacarle provecho, otro ejemplo es el de los productores de melón de Coahuila, quien en junio prácticamente “regalan” este fruto con precios muy bajos.
Ahora, al elaborar productos con la pulpa del fruto, pueden procesar o comerciar la cáscara para la obtención de compuestos.
LIDERAZGO
El doctor Raúl Rodríguez Herrera, investigador de la Facultad de Ciencias Químicas de la máxima casa de estudios en Coahuila, lidera el proyecto.
participan en proyecto:
» Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro
» Universidad Autónoma de Tamaulipas
» Universidad Autónoma de Nuevo León
» Centro Internacional de Agricultura Tropical de Delicias Chihuahua
16 investigadores de renombre de distintas instituciones, participan en el proyecto.
Luchan contra el cáncer con armas naturales
A DETALLE
El proceso para sacar los compuestos es meticuloso.
En el caso de las cáscaras de los vegetales se dejan secar.
Se eliminan los residuos que puedan traer consigo.
Se deshidratan en aparatos especializados con tecnologías de Italia y China.
Se introducen a los molinos y ya convertido en polvo se separa por tamaño de partícula.
Se pesan, se mezclan con agua o etanos y se dan tratamiento en ultrasonido y microondas.
Luego viene la filtración del compuesto con Amberlite (resinas de intercambio iónico).
El residuo arrojado se coloca en charolas para evaporarse, ya seco el residuo se raspa y el componente se pone a prueba.