Casa Santa María de las Parras, el hogar de las antigüedades

En el centro histórico este recinto guarda desde hace años algunas piezas antiquísimas que conservan aún las historias de las que fueron parte
El recinto cuenta con piezas de todo tipo, desde muebles, hasta pinturas, fotografías, muñecas, candelabros, utensilios personales, y más. Foto: Vanguardia/Marco Medina

Hace más de una década Jorge Luna llegó de Parras de la Fuente con una colección de antigüedades que instaló en una vieja casona en la calle de Hidalgo. Entonces el edificio no se encontraba en buen estado pero supo sacarle provecho y con el tiempo la cantidad de piezas creció.

La Casa Santa María de las Parras también ha mejorado sus instalaciones para poder albergar a la creciente colección con miras a convertirse en un ejemplo para la conservación de los espacios y objetos históricos, y en un futuro incluso habilitarse como un lugar más abierto al público.

“Me gustan mucho las propiedades antiguas y esta casa la quiero rescatar como un museo y ser un ejemplo para la comunidad de que se rescaten los inmuebles históricos. Que también las demás personas salven los tesoros que tienen en sus hogares”, comentó para VANGUARDIA Jorge, dueño del lugar.

Son cerca de tres mil piezas, las que Jorge Luna se ha dado a la tarea de rescatar y colocar en la casona.

El recinto cuenta con piezas de todo tipo, desde sillones, camas, mesas y sillas hasta lámparas, candelabros, pinturas y fotografías, muñecas, utensilios personales e incluso carreolas y muchos otros objetos diversos que dan cuenta de la época en que fueron útiles.

“Todas las piezas las he ido adquiriendo tanto de Saltillo como de Parras. Cada mueble, cada objeto que hay aquí tiene su historia, esa historia que siempre desde niño quise salvar. Porque mi pasión ha sido desde muy chico, desde los 8 años he tenido esta pasión por las antigüedades”, agregó, “cuando nos vamos nosotros ellas siguen, nos hablan de historia y nos siguen contando tantas cosas que guarda cada pieza y las he querido con mucha pasión y amor”.

Comentó que muchas personas se han mostrado agradecidas de haber encontrado en él a una comprador dispuesto a proteger ese patrimonio. “Muchas piezas yo las compré para que siguieran siendo parte de la casa y también hay algunos objetos muy importantes que me donaron con mucho cariño al ver el gusto que tengo por rescatar y resguardar historia”, dijo.

Con cerca de tres mil piezas, la colección en constante expansión, está distribuida en las 16 habitaciones de la casa, decoradas por épocas, desde salas dedicadas desde el siglo 16 hasta algunas con electrodomésticos, muebles y objetos característicos de los 50’s del siglo pasado, aunque no todos se encuentran en exhibición.

Esfuerzos. El mayor deseo del coleccionista es convertir el hogar de las antigüedades en un museo.

En noviembre pasado en este lugar se inauguró una exposición de fotografías post-mortem, recuperadas de la antigua prácticas de capturar a las personas recién fallecidas, antes de su entierro, como una forma de sacar este lado de la colección que no tenía lugar en otro lado de la casa y para comenzar a abrir las puertas al público en general.

Y aunque sus esfuerzos para convertir el lugar en un museo apenas comienzan ya ha colaborado en otras muestras con algunas piezas de su colección, como sucedió en 2017 con la exposición de piezas de arte sacro.

“Quiero que la gente vea y disfrute así como yo disfruto y que a la gente también le nazca esta pasión por cuidar y conservar las antigüedades”, comentó, “gracias a este espacio que tengo me da gusto que he conocido a mucha muy muy buena gente”.