Embarazo semana a semana: ¿Cómo es? Consejos para afrontarlo en condiciones óptimas

Todas aquellas personas que han sido padres afirman que el momento más especial de sus respectivas vidas es aquel en el que al fin ve la luz el hijo al que llevan esperando nueve meses. Pero con tal de que se produzca el ansiado instante debe ser afrontado un proceso durante el que tanto los papás como las mamás han de lidiar con una gran cantidad de dudas y adversidades.

Es el embarazo semana a semana y, a pesar de que la mayoría de progenitores tienen nociones básicas sobre todo lo que implica la gestación, en este artículo iremos más allá abarcando aquello que tiene importancia a lo largo de las cuarenta semanas. Adicionalmente te proporcionaremos consejos útiles para que la gestación sea sobrellevada de la mejor manera posible.

Primeros compases

Son innumerables las pacientes que acuden a su ginecólogo mostrando preocupación por el hecho de que ningún síntoma está siendo experimentado. Lo cierto es que durante las dos primeras semanas el organismo no acostumbra a sufrir cambios detectables por una misma, aunque dos de ellos sí se manifiestan con una cierta obviedad.

El más molesto son los calambres, aunque su intensidad no suele ser demasiado elevada. Por otra parte, a lo largo de la primera, segunda y tercera semana notarás cómo tu temperatura corporal aumenta, permaneciendo más elevada que de costumbre hasta que los nueve meses de embarazo lleguen a su fin. Es por ello que los profesionales de la salud recomiendan hacer uso regularmente de un termómetro para que la mamá se cerciore diariamente de que su temperatura, a pesar de ser más alta respecto a tiempos anteriores, no presenta cifras demasiado excesivas.

Otro consejo se resume en calcular las semanas de embarazo para averiguar cuándo saldrás de cuentas. En https://embarazosemanaasemana.net/calcular-semanas-embarazo/ encontrarás toda la información necesaria para poder hacerlo, siendo el método más común el de iniciar la cuenta desde el período menstrual más reciente que acaba de tener lugar.

Los primeros compases deben ser aprovechados para comenzar a poner en práctica ciertas actitudes que evitarán contratiempos a posteriori, ejemplificándolo el surgimiento de las temidas estrías. Hábitos saludables como los de tonificar tus músculos realizando actividad semanalmente, beber mínimo dos litros de agua al día y no tomar el sol ayudan a que las mismas no hagan acto de aparición en el cuerpo de la madre.

Cómo son las semanas intermedias

Conforme el embrión va desarrollándose sobre todo a partir de la cuarta semana las náuseas irán produciéndose y pueden aumentar en determinados momentos, aunque por suerte a medida en que avanza el segundo trimestre de gestación van siendo dejadas atrás paulatinamente.

Otro síntoma negativo al que las mamás dicen adiós poco a poco es el del enorme cansancio que hace mella en ellas principalmente durante el transcurso de las primeras semanas. Aproximadamente cuando la decimotercera entra en acción la vitalidad vuelve a presidir los organismos de las progenitoras invitándolas a realizar muchas más actividades sin pasarse gran parte del día sentadas o tumbadas, lo cual es muy negativo para su circulación que puede llegar a sufrir considerablemente a lo largo del embarazo.

Evitarlo es fácil poniendo en práctica una serie de consejos. Por ejemplo, es recomendable dormir con las piernas en alto para que el retorno venoso sea óptimo. Adicionalmente se aconseja reducir la ingesta de sal, puesto que excesivas cantidades afectan al sistema cardiovascular.

Durante el periodo intermedio también es de vital importancia que acudas al profesional de la salud que tengas asignado cada vez que transcurra un total de cuatro semanas. Gracias a ello el especialista es capaz de asegurarse de que todo está yendo bien con el bebé cuyos movimientos comenzarás a notar.

La mayor actividad del futuro vástago no es el único cambio experimentado, sino también una menor necesidad de orinar. Según la wikipedia ello viene dado por la menor presión ejercida en la vejiga por parte del útero. A todo ello se suma una mayor facilidad para conciliar el sueño, lo cual agradecen enormemente las féminas que pasan a dormir mucho mejor sin demasiadas dificultades.

Recta final

Las últimas diez semanas del embarazo son conocidas por ser las más duras, puesto que a la intensificación de los dolores hay que añadir la reaparición de aquellos síntomas que, tras pasar a ser historia durante los primeros compases, parecían haber quedado en el olvido.

El bebé pasa a crecer a un ritmo vertiginoso, por lo que son innumerables las mamás que padecen ardores en la zona estomacal, pudiendo reducirlos comiendo menos cantidades en más ocasiones a lo largo del día.

Antes de que el hijo dé a luz la incomodidad en la cama se hace patente noche tras noche. En tal caso conviene evitar la posición de dormir con las piernas elevadas para mejorar la circulación, optando por aquella postura que le permita a cada mujer conciliar el sueño obteniendo el descanso que tanto necesitan tanto la progenitora como su bebé que muy pronto nacerá.