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Visión del paraíso
Por más de dos mil años los teólogos y la gente común se han estado haciendo las mismas preguntas acerca del Paraíso. ¿Nos reuniremos con nuestros seres amados una vez que lleguemos allí? ¿Puede el creyente de otra religión ir a mi Paraíso’, ¿Puedo ir yo al Paraíso de otro? , ¿Cómo se llega a ese lugar?
Aunque los judíos, cristianos y musulmanes dan respuestas diferentes a esas preguntas, algunos tienen puntos en común. Por ejemplo, el Paraíso es el hogar de Dios, que al final de nuestra vida nos juzgará, y si pasamos la prueba nos proporcionará un lugar en el Jardín del Edén.
El Paraíso es un lugar perfecto, libre de lujuria, de competencia y de cualquier cosa que se parezca al pecado. En el Paraíso se vive por siempre.
Y aún cuando los clérigos insisten en que el Paraíso es simbólico, la mayoría de la gente continua pensando en el Paraíso en términos de un lugar tangible.
En el Siglo XVI, los reformadores protestantes aprovecharon el enojo popular contra el materialismo y la corrupción de la Iglesia Católica Romana, para ofrecer a sus adeptos una versión del Paraíso que proclamaba la reunión de Dios con sus seguidores.
Y antes de enviar a sus soldados a la Primera Cruzada, el Papa Urbano II les prometió que si ellos morían en nombre de Cristo, ascenderían al Paraíso y vivirían en la compañía del Señor.
El poder de creer
“En el peor de los casos, el Paraíso era una herramienta efectiva para la manipulación”, dice Paul Knitter, profesor de teología en la Universidad Xavier de Cincinnati. “Si usted puede conseguir que la gente crea en un Paraíso, puede lograr que hagan cualquier cosa. Como sucedió con el líder religioso David Koresh, de Waco, Texas, y con Marshal M. Applewhite, de la secta Puerta del Cielo. Tanto Koresh como Applewhite les dijeron a sus seguidores que si morían con ellos irían derechito al Paraíso. Y eso fue precisamente lo que hicieron (murieron junto con sus líderes).
Pero el Paraíso puede ser también utilizado como una bandera que se agita en medio de una batalla.
Ismail Abu Shanab, un líder del grupo palestino Hamas, dice que los jóvenes palestinos creen más fuertemente en el Paraíso, de lo que la juventud creía hace 20 años. “Ellos creen que si mueren luchando en nombre del Islam, irán directo al séptimo nivel del Paraíso, donde se deleitarán en compañía de hermosas vírgenes”.
De hecho, el Islam establece que si se participa en una Guerra Santa, o se muere por una causa justa, no hay que pasar por el Juicio de Dios, sino que uno se va directo al Paraíso.
Diseñado por los judíos
Los teólogos afirman que el Paraíso fue diseñado por los hebreos para animar a los feligreses sometidos al desencanto de los sucesos que afectaban a sus pueblos. Pero hasta que los griegos destruyeron el templo judío en el año 167 antes de Cristo, la gente tenía una idea incoherente de lo que era el ‘más allá’. Y en todo caso era un lugar oscuro, no un lugar brillante, bonito y agradable.
Sin embargo, cuando los griegos, con sus dioses y hábitos decadentes empezaron a amenazar el modo de vivir de los hebreos, los líderes judíos se sacaron de la manga un poderoso incentivo para mantenerse fieles a sus creencias: proclamaron la resurrección y un lugar donde disfrutarla. “Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán, algunos a la vida eterna y otros a la vergüenza y al desprecio eterno”, dice un pasaje del Libro de Daniel, escrito alrededor del año 167 antes de Cristo.
“Aquellos que llevan a otros a la rectitud brillarán por siempre como las estrellas”.
Esta es la primera referencia de la resurrección que se hace en la Biblia acercca del Paraíso. “Crear el concepto de resurrección y la posibilidad de un Paraíso, fue un acto increíble de malabarismo teológico”, dice Neil Gillman, profesor de filosofía en el Seminario Teológico judío (los judíos creen que al final del tiempo, el Paraíso existirá sobre la Tierra y las almas se reunirán con sus cuerpos).
Las descripciones del Paraíso en el Nuevo Testamento, también fueron como gritos de batalla.
De qué lado ponerse
Después de que los romanos destruyeron la ciudad de Jerusalén en el año 70, los pueblos del Oriente Medio efervescían con festivales en honor a los emperadores romanos, a tal grado que los primeros padres de la iglesia cristiana se encontraban en un dilema. “¿De qué lado nos ponemos?”, se preguntaron los primeros cristianos. ¿Participamos sin creer, o creemos pero no hacemos nada al respecto? Razonaban los primeros guias de la cristiandad.
El Libro de Revelaciones hizo exhortaciones como esta a los primeros cristianos: “No adoren a los emperadores romanos. Mantengan la fe en su Dios, y vivirán en una magnifica ciudad por siempre”.
Basados en los textos del Libro de las Revelaciones, pensadores como Agustín de Hipona (san Agustín) empezaron a conceptualizar el Paraíso como una Ciudad Celestial.
Tomás de Aquino (santo Tomás) lo imaginó como un lugar brillante, lleno de luz y conocimientos. Y en el siglo XVIII, Emanuel Swedenborg imaginó al Paraíso como un mundo tangible, con jardines y parques. Para otros el Paraíso es un lugar donde sirven los ángeles. Toda la gente buena se encuentra allí.
¿Sabe usted lo que es?
Millones de cristianos han leído el diálogo que sostuvo Jesús con el llamado ‘Buen Ladrón’ del Gólgota (Gólgota es el Monte Calvario, donde crucificaron a Jesús). Recordemos aquel diálogo (Lucas 23:42): El ‘Buen Ladrón’, le dice a Jesús: “Acuérdate de mí cuando estés en tu Reino”.
Y Jesús le contesta: “En verdad te digo, hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso”.
A muchos estudiosos de la Biblia se les hace difícil entender qué fue lo que Jesús quiso decir con la palabra “Paraíso”. Para muchos cristianos el Paraíso es sinónimo de Cielo.
Entonces se supone que Cristo le prometió al ‘Buen Ladrón’ que estaría con él en el Cielo ese mismo día (“Hoy”). Pero Jesús no usó la palabra Cielo sino Paraíso.
Además, Jesús no ascendió al Padre el mismo día de su muerte, ni el siguiente, ni el día de su Resurrección (sino 40 días después, para hablarles a sus discípulos acerca del Reino de Dios).Entonces ¿cómo podría haber cumplido Jesús su promesa el ‘Buen Ladrón’ si Él no subió al cielo sino 43 días después de su muerte?
Estudiosos del Nuevo Testamento sostienen que, puesto que en la escritura griega no existían los signos de puntuación (el Nuevo Testamento fue escrito originalmente en griego), la conversación entre Jesús y el “Buen Ladrón”, puede transcribirse de la manera siguiente:
“Acuérdate de mí cuando estés en tu Reino”.
“En verdad te digo hoy, estarás conmigo en el Paraíso”.
Note que la ‘coma’ está en diferente sitio. En el primer relato, la ‘coma’ está antes de la palabra ‘hoy’. Este pequeño cambio de posición de la ‘coma’ cambia radicalmente el sentido del texto.En la primera transcripción del pasaje de Lucas 23:42) Jesús le estaría prometiendo al ‘Buen Ladrón’ el Paraíso para el mismo día de su Crucifixión. (En verdad te digo. Hoy estarás conmigo en el Paraíso”).
Los eruditos dicen que el Paraíso no tiene que ver ni con el Cielo ni con ningún otro lugar supramundano. Para ellos la palabra “Paraíso” alude a“Jardín” o “Huerto”. Y había muchos jardines y huertos en las afueras de Jerusalén. En esos lugares era donde las familias preparaban sus sepulcros (Reyes: 21:26; Juan 19:41). Por eso algunos sostienen que, cuando Jesús dijo, “En verdad os digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso”, quiso decir: “Hoy estarás conmigo en un sepulcro del Jardín (o del Huerto) que fue donde pusieron el cuerpo de Jesús”.
¿A quién escuchó Dios?
No hace tanto tiempo que la mayoría de los cristianos todavía iban regularmente a la iglesia a recitar el catecismo y a pronunciar los Diez Mandamientos. Y en mayor o menor grado, dependiendo de la naturaleza de su fe, los creyentes veían en sus actos de devoción, en confesarse, en dar limosnas, ayudar a otros y decir sus oraciones, como la mejor manera de recibir premios en el más allá.
Pero ahora, entre los grupos más importantes de cristianos, muy pocos sacerdotes predican acerca del Paraíso. Y entre los fieles, la única cosa que se necesita en la actualidad para ir al Edén es aceptar a Jesucristo como Salvador. Así que, con esta acción tan simple, los asesinos y hasta los terroristas y narcotraficantes pueden entrar al Paraíso.
¿Qué tipo de Paraíso imaginó Mohamed Atta cuando se perfumó antes de subir al avión del vuelo II de American Airlines, que luego secuestró y estrelló contra las Torres Gemelas? ¿Estaba él seguro de lo que iba a ser su vida en el más allá, tal como lo reveló una carta que el FBI encontró en su equipaje? (“Llegará el día en que estaré con bellas mujeres en el Paraíso”, escribió Atta.).
Los terroristas que atacaron las Torres Gemelas pensaron que ellos estaban destinados al Paraíso, pero ¿Qué sucedió con aquellas personas que, en esas mismas Torres, oraron a Dios por su salvación, en los momentos previos a su muerte?
Aquí en la Tierra, cada bando cree que lo que hace es lo que está bien. Por lo tanto, ¿será fácil para Dios, en su Sabiduría del Juicio Final, desenredar los tremendos embrollos que hemos creado en este mundo?