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¿Deberías usar el término "bipolar" cuando te refieres a alguien?
Mi jefe es bipolar, mis padres son bipolares, mi mejor amiga es bipolar, mi profesora es bipolar, mis alumnos son bipolares. Desde que esta palabra salió a la luz, mucha gente la usa porque, de acuerdo con lo que la mayoría entiende, la bipolaridad consiste en un cambio repentino de humor. Aunque esto no es del todo falso, sí es un concepto muy pobre de lo que en realidad consiste este padecimiento, así como de las formas en las que es posible atender a quien lo sufre.
De acuerdo con la Guía de Práctica Clínica GPC, la bipolaridad es un trastorno afectivo caracterizado por la presencia de episodios reiterados, al menos dos, en los que el estado de ánimo y los niveles de actividad del enfermo están profundamente alterados.
Dicha alteración, consiste en una repentina exaltación del estado de ánimo seguida de un notable aumento de vitalidad y actividad (manía o hipomanía) seguido de periodos en los que esta vitalidad disminuye, el estado de ánimo decae y la actividad puede incluso desaparecer (depresión). Estos episodios se presentan de forma variable en cuanto a su intensidad y duración, por lo que el término de bipolaridad hace referencia a las alteraciones en el estado de ánimo de los polos de la experiencia afectiva: la depresión y la euforia.
Síntomas de la Manía e Hipomanía
- Poca necesidad de dormir. El paciente no presenta la necesidad de recuperar el sueño perdido, padeciendo de insomnio.
- Irritabilidad extrema. Es un estado emocional que se caracteriza por una sensibilidad extrema, que puede causar enojo o tristeza exagerada.
- Falta de concentración. La incapacidad de dirigir la atención a una actividad, estímulo, persona o cosa concreta.
- Hiperactividad. Incremento de actividad, poca capacidad de concentración y acciones impulsivas.
- Megalomanía. Sentimientos, ideas y comportamiento de grandiosidad por una necesidad de admiración exagerada.
- Gastos innecesarios. Las personas con este padecimiento suelen hacer compras excesivas y totalmente innecesarias, de cosas que en ocasiones ni siquiera saben cuál es su uso.
- Optimismo excesivo. Esta actitud suele ser dañina e incluso tóxica, ya que la persona se aleja de la realidad.
- Abuso de drogas. Con frecuencia estas personas suelen recurrir al consumo drogas, el abuso del alcohol o cualquier tipo de medicamentos para dormir.
- Hiperactividad sexual. En algunos casos, las personas sienten ganas de tener relaciones sexuales casi de manera compulsiva, no importándole sus actividades cotidianas.
Síntomas de depresión
- Pérdida del interés. Ningún aspecto de su vida o de la de los demás les importa, ya sea laboral, personal, familiar o social.
- Ideas de muerte o suicidio. Dichos pensamientos pueden volverse constantes, aunque no se den a conocer a la familia o amistades cercanas. En el peor de los casos, éstos pueden llevarse a cabo.
- Disminución de la energía. No se cuenta con las ganas de hacer nada, la persona se vuelve pasiva y desinteresada por su entorno.
- Insomnio. Se presenta cuando el individuo no tiene sueño o le cuesta mucho trabajo dormir.
- Dolor crónico. Esta molestia puede tener una duración de semanas, meses o hasta años. sin que pueda sentir alivio el paciente.
- Pesimismo. Es un estado emocional negativo, la persona solo tiene historias tristes que contar, hace alusión a posibles catástrofes, accidentes y situaciones negativas.
- Poco placer. Disminución notable en la capacidad de sentir placer ante los estímulos de comer, salir con amigos, tener relaciones sexuales, etc.
- Humor depresivo. Profundo pesimismo alimentado por la desesperanza.
Aunque no se sabe todavía el origen de este trastorno, se tiene conciencia que se presenta con mayor frecuencia cuando se tiene familiares de que lo han padecido. Por otra parte, el consumir alcohol y/o drogas psicoactivas, el dormir poco (menos de 4 horas diarias), el consumo de medicinas como antidepresivos o esteroides, o incluso el post parto, pueden detonar un periodo maníaco.
Como ves, el trastorno de bipolaridad no está presente en todas las personas a las que se les tacha de tenerlo, ya que es un padecimiento mucho más serio y complejo de lo que creemos. Lo importante es poner atención a los síntomas y si conoces a alguien que presenta al menos dos de ellos de manera constante, busca la forma de acercarlo a una atención profesional.