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La voz de la imaginación
Durante el Día del Locutor, cientos de radioescuchas disfrutarán un día más de escuchar de viva voz cientos de historias que envuelven a la imaginación gracias a lo que se hace llamar “un medio de comunicación por excelencia”.
La experiencia de hablar tras un micrófono se ha convertido en un oficio que muchos abandonan en medio de la alta demanda de información y la falta de presupuestos, que en algunos casos se reflejan en sueldos, pero hay quienes aún subsisten.
Radio Universidad, Radio Narro y Radio Concierto, son de las estaciones de radio con Frecuencia Modulada y Amplitud Modulada, que existen en Saltillo y se dedican al rubro de la cultura, por ende, las que más batallan en cuestiones presupuestales por falta de comerciales publicitarios.
Leticia Villarreal Fuentes, directora de la Radio de la Universidad Agraria Antonio Narro, con 20 años de experiencia en micrófono, controles y producción, cuenta que este oficio depende de gente a quienes un sólo adjetivo los describe: amor.
Otro de los retos más grandes de la radio dedicada a la difusión cultural, es generar contenidos que, mediante una larga búsqueda de información, llenen espacios, en ocasiones de una hora. La escaleta, la entrevista, la producción y la dirección, son algunas de las cosas que se tienen que preparar, antes de salir a cabina y llegar a miles de personas.
Leticia dice que antes de emitir un programa, como “La Narro y sus frutos”, pasa una semana de arduo, pero sincero trabajo. Para lograrlo, un locutor debe iniciar por perder el miedo al micrófono y derrumbar muletillas y acartonamiento, crear un estilo propio y auténtico, tener ideas concretas y leer mucho de todo, asegura la directora.
Villarreal Fuentes hace énfasis en que si bien las nuevas tecnologías de información han deteriorado el consumo de radio en la sociedad, aún hay gente que se deja atrapar por la magia que te envuelve en la radio. Muchos prefieren escuchar una plática, a poner la propia música. “Otras estaciones de radio de Saltillo han optado por generar ‘livestreams’ en video, para llamar la atención, sobre todo de los jóvenes. Todo depende mucho del público al que te dirijas”, dice.
Una de las experiencias más preciadas para Leticia, y cuando probablemente pudo darse cuenta de la influencia que tiene la radio dentro de la sociedad, fue hace años, durante uno de los programas infantiles que se producían desde las cabinas de Radio Narro, en la que se hacían adivinanzas y había interacción, cuando los niños llamaban para participar. “La sorpresa era que muchos de los que llamaban eran traileros que pasaban frente a la estación cuando había un gran tráfico vehicular. También había abuelos que llamaban junto a sus nietos para responder las adivinanzas”.
La atención se acaparaba y se disfrutaba de todo un día de echar a andar la imaginación.
A pesar de que se siguen escuchando, el rezago hacia las frecuencias que dependen directamente de los fondos universitarios o gubernamentales, ha sido la piedra en el zapato para los locutores y operadores desde hace mucho tiempo.
“Nunca se ha tenido mucho presupuesto, siendo una radio universitaria. Hay que tener creatividad”, las estaciones culturales no pueden adquirir fondos extras, y han estado en peligro de desaparecer después del año 2000, a casi un siglo de escucharse por primera vez una voz en ondas de radio en 1906 en Massachusetts.
“La magia de la radio está en poder imaginarse un entorno gracias a la voz de los locutores. Pensamos que desaparecería, como dijeron con el cine cuando llegó la televisión, pero la magia narrativa de viva voz lo tiene a salvo”, comenta la locutora, productora, y directora de la Radio UAAAN, con más de 20 años de experiencia en el medio.