Desde hace 10 años aproximadamente que las familias mexicanas se han envuelto en un narcicismo y han dejado de prestar atención a la crianza de sus hijos. 

De acuerdo con un análisis realizado por el doctor Jesús Amaya Guerra en diversos puntos en la Zona Metropolitana de Monterrey, el 70 por ciento de las mujeres que no trabajan ni estudian dejan encargados en las guarderías a sus hijos porque ellas quieren dedicar tiempo para ellas, aunque no para su familia. 

Dentro de la conferencia basada en su libro “Padres ausentes, hijos desconectados y vacíos” ofrecida a cerca de mil asistentes de diferentes estados en el marco del Séptimo Congreso Internacional de la Familia realizado en Saltillo, Jesús Amaya dijo que su publicación refleja el nuevo modelo familiar en que las situaciones actuales que están ligadas al uso de las nuevas tecnologías. 

“Estamos en una generación en la que estamos conectados a miles de kilómetros, pero que descuidan a la persona que está a su lado. Me refiero al uso del celular, tableta, televisión, videojuegos”, dijo. 

Según los resultados de algunas investigaciones emprendidas por el experto entre familias regiomontanas, las consecuencias del uso excesivo de la tecnología son problemas de ansiedad, depresión, el sexting, tristeza, estrés, ciber bulliyng, insomnio, distracción escolar y abandono. 

“Uno de los problemas que estamos observando entre padres e hijos es que esta nueva generación de madres de familia sienten que los hijos les ocasionan estrés y que les quitan el espacio. 

“Esto sucede porque se trata de una generación mucho más narcisista que antes, ahora las mujeres se toman muchas selfies, van al gimnasio, salen de compras con sus amigas, cuidan lo que comen… es una dependencia de ‘verme a mí’ como la estrella’. Ahora empiezan a ver sus placeres, sus necesidades y al final ven las de sus hijos”, explicó. 

“Yo veo con mucha tristeza que en Monterrey el 70 por ciento de las madres de familia que van a llevar a sus hijos de 1 o 2 años a las estancias infantiles no trabajan, ni estudian. Ellas van y lo dejan y recogen en pijama, y cuando las entrevisto ellas dicen que merecen un descanso, estar solas o salir con las amigas”, dijo. 

Debido a eso los niños de esta generación están condenados a vivir en el abandono de sus padres y les ocasiona problemas emocionales bastante severos.