Evite accidentes: Esto debe hacer si lleva a su hijo a la piscina o a la playa

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Evite accidentes: Esto debe hacer si lleva a su hijo a la piscina o a la playa

Foto: Tomada de Internet
Elise Cerami sabía nadar. Sienna Maloney no. Pese a sus diferencias en habilidad y en edad –Elise tenía 13, Sienna, 3- ambas chicas compartieron un terrible punto en común: se ahogaron hace pocas semanas

Inclusive en un país lleno de socorristas acuáticos, clases de natación y salvavidas inflables, docenas de niños se ahogan cada verano cuando los padres abren las piscinas en el jardín, sacan el kayak a ríos y lagos y toman vacaciones cerca del mar. Algunos niños se ahogan porque no saben nadar -42 por ciento de niños blancos y casi 70 por ciento de niños afroamericanos no saben nadar el largo de una piscina ni flotar acostados, según USA Swimming.

Pero saber nadar no garantiza que un niño no se ahogue. Cerami, una adolescente de Texas, era una excelente nadadora, estaba practicando con su equipo en un centro acuático cerrado cuando se ahogó a primeras horas de la mañana del 20 de junio.

Del mismo modo, Sienna, de 3 años, estaba rodeada de gente cuando se ahogó en el lago de un parque de Nueva Jersey el 11 de julio. Su madre estaba en la orilla con otro niño y un amigo y se distrajo por un momento, dijo la policía, que calificó el suceso de “desdichado accidente”.

Fue un accidente, pero podía evitarse, dicen los oficiales de seguridad del agua, enfatizando que alguien tiene que estar observando a los nadadores en todo momento, y que en la primera línea deberían estar, no los socorristas, sino los padres.

“Cuando un padre va a una piscina pública, no puede ir con la expectativa de que observar a los chicos es tarea del socorrista acuático. El padre es el primer nivel de protección. El socorrista es el segundo nivel”, dijo Francesco “Frank” Pia, formador en prevención de ahogamientos en Larchmont, Nueva York.

De esto se desprende que los padres deben saber nadar antes de llevar a su familia al agua. También deben saber Reanimación Cardiopulmonar, y distinguir entre una víctima de “distrés acuático” y el ahogamiento. Y deben saber –y enseñar a sus hijos- las maniobras de rescate que pueden salvar sus vidas si tienen problemas.

“El agua es intrínsecamente peligrosa. Se puede reducir el riesgo, pero es imposible hacer que su familia sea a prueba de accidentes”, dijo Alissa Magrum, directora ejecutiva de Colin’s Hope, una organización sin fines de lucro dedicada a la seguridad en el agua en Austin, Texas. Por eso Colin’s Hope enseña a los padres a designar siempre un “guardián acuático” que observe a los nadadores en todo momento –sin leer, sin hablar con amigos ni chequear su teléfono.

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Cómo es el ahogamiento

Pia fue socorrista acuático y supervisor de guardiavidas durante más de dos decenios en Orchard Beach en el Bronx, Nueva York. Cuando se convirtió en socorrista en 1959, le enseñaron a rescatar a una persona que se ahogaba, no a detectarla. “Se suponía que era evidente”, dijo.

De hecho, el ahogamiento estereotípico –una persona que se agita y levanta los brazos pidiendo auxilio- se conoce como “distrés acuático”, que se produce antes de que una persona comience realmente a ahogarse. Alguien en esta situación todavía puede controlar su movimiento, estirar los brazos para sujetar un dispositivo de flotación y gritar.

Cuando comienza el ahogamiento, en cambio, una persona ya no puede gritar ni controlar su cuerpo. Está vertical en el agua, a veces sube y baja en la superficie, con los brazos parcialmente extendidos o totalmente a los lados. Los niños parecen nadar estilo perro o estar jugando. Pero el silencio –sobre todo en los niños- es una advertencia de que algo puede estar muy mal.

“La lucha de una persona que se ahoga es breve. Los niños pequeños, de 3 o 4 años pueden hundirse en 20 segundos. Los adultos pueden durar un poco más, hasta 60 segundos. Los niños pueden ahogarse a un paso de sus padres, y éstos ni siquiera darse cuenta”, dijo Pia.

En los primeros tiempos de su carrera como socorrista acuático, a Pia se le ocurrió firmar un simulacro de ahogamiento para poder entrenar a nuevos socorristas. Mientras estaba filmando a una persona que fingía ahogarse, un nadador cercano comenzó realmente a ahogarse y él pudo filmar lo que hacía y el posterior rescate.

En los dos años siguientes, filmó a otras personas a punto de ahogarse, lo cual derivó en una película “On Drowning” que pasó a ser el referente en el entrenamiento para socorristas e identificó, por primera vez, lo que Pia llamó “La respuesta Instintiva del ahogado”. Más tarde produjo otra película, para el público general, llamada “Reasons People Drown”.

Dado que el ahogamiento se produce en forma rápida y silenciosa, los padres no deben dejar de mirar a sus hijos ni siquiera el tiempo de leer una página de revista o enviar un texto. Y no se puede supervisar a sus hijos estando ellos en el agua y el padre o la madre a un lado de la piscina o en la playa.

“Los canadienses lo llaman ‘supervisión al alcance’ o ‘supervisión de contacto’ –es necesario estar en una posición en la cual si su hijo tiene un problema, usted pueda llegar hasta él y sujetarlo”, dijo Pia.

Técnicas que se deben conocer

Los niños deben aprender a nadar apenas alcanzan el nivel de desarrollo necesario para hacerlo, dicen los formadores acuáticos. Algunos programas de natación comerciales ofrecen clases para bebés, pero la Cruz Roja de los Estados Unidos recomienda comenzar a los 6 meses. (Se consiguen instructores certificados en su sitio web, www.redcross.org).
Los padres también se benefician con la instrucción.

La Cruz Roja dice que si bien 80 por ciento de los estadounidenses dicen que saben nadar, sólo 56 por ciento pueden pasar lo que se conoce como test de competencia acuática: saltar o lanzarse al agua de cabeza; salir a la superficie y flotar o mantenerse en el agua en el lugar durante un minuto; dar una vuelta completa y encontrar una salida; nadar 25 yardas hasta la salida; y salir del agua. Si están en una piscina, los nadadores tienen que poder treparse al borde sin usar una escalera.

Todos los niños deben saber hacer la plancha y salir a la superficie si se sumergen, dijo Magrum de Colin’s Hope así llamado por un niño de 4 años que se ahogó en una piscina pública al día siguiente de completar un curso de natación.
Al elegir los dispositivos salvavidas, conviene dejar de lado las bandas inflables para los brazos y comprar los chalecos aprobados por la Guardia Costera, que todos los miembros de la familia deberían usar en torno de masas naturales de agua. Magrum conoció a una madre que tenía un chaleco salvavidas, que colocó a su hija de 4 años; un hermano de 11 años, que no tenía chaleco, tuvo un problema y se ahogó mientras su madre observaba porque no sabía nadar.

“Por favor, los padres deben actuar con responsabilidad y no llevar a sus hijos al agua no sabiendo nadar ellos mismos”, dijo Magrum.

El ahogamiento es la primera causa de muerte accidental entre niños en edad preescolar, y la mayoría de los niños que se ahogan lo hacen en la piscina del jardín. Los formadores en materia de seguridad en el agua sostienen que las piscinas deben tener cercos sobre los cuatro costados (la casa no debe contar como cerco) y que un niño debe verse obligado a cruzar múltiples barreras para llegar al agua.

“Los padres de niños pequeños desarrollan una antena de ruido y actividad, y cuando no los oyen determinado tiempo, se alarman. El tiempo de recuperación de esa pausa en la supervisión es de unos cinco minutos. Es necesario poner niveles de protección, frenar al niño de manera que el error de un padre se pueda subsanar”, dijo Pia.

“Si usted tiene una piscina y su hijo desapareció, no piense en un secuestro, piense en la piscina. Es el primer lugar donde debería mirar”.

Cuando nadan en el mar, los padres deben aleccionar a sus hijos en cuanto a las corrientes de resaca, un canal estrecho de agua que retrocede al mar en rápido movimiento, capaz de impedir que un nadador que entró en pánico llegue a la costa. Una corriente de resaca parece calma en medio de las olas que rompen, dijo Pia. Si no está seguro, arroje un pedazo de madera o algas al agua; si el mar se los lleva, es probablemente una corriente; manténgase alejado. Si queda atrapado en una corriente, mantenga la calma y nade paralelamente a la costa hasta que pueda salir, luego descanse y vuelva a nadar.

Por último, Pia dice que ninguna persona debe nadar sola, ni en el mar ni en la piscina del hotel, por experimentada que sea.

“Yo no lo hago”, dijo. “Dios me libre, si tuviera un episodio cardíaco, estaría escribiendo mi propia sentencia de muerte”.