Crece percepción de que Hillary es "poco confiable"

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Crece percepción de que Hillary es "poco confiable"

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El FBI continua investigando si ella o su equipo violaron la ley.

Nueva York. Hace un par de semanas, Hillary Clinton pasaba saludando a votantes después de un evento de sus campaña para el 5 de mayo en Los Ángeles cuando de repente se escuchó el grito de una manifestante, “ella mató a Bertha, ella mató a Bertha”.

Se refería a la dirigente indígena hondureña Bertha Cáceres asesinada en marzo de este año. Es sólo uno de varios tipos de fantasmas que persiguen a la precandidata demócrata en su campaña para presidente.

Esta semana el Inspector General del Departamento de Estado concluyó que Clinton había violado regulaciones internas al usar un servidor y una cuenta de correo electrónico privado para sus funciones públicas cuando ella era secretaria de Estado.

El FBI continua investigando si ella o su equipo violaron la ley.

La percepción popular de que es una política demasiado cercana a las cúpulas y sus políticas neoliberales que han imperado durante más de dos décadas junto con encuestas que registran que una mayoría opina que es “poco confiable y deshonesta”, es una combinación que en parte explica porqué se ha tropezado tantas veces ante el desafío de Bernie Sanders, y que ahora se encuentre virtualmente empatada con Donald Trump en las preferencias del electorado a nivel nacional.

Hasta el New York Times, en un editorial de esta semana, afirmó que el informe de inspector general dificultará su campaña “al nutrir las dudas sobre la confiabilidad” de Clinton. Sugiere que en lugar de sus usuales justificaciones defensivas, Clinton necesita tomar una posición de mayor “candor ante el público”. Pronosticando que este asunto y otros formarán parte del ataque en su contra por Trump, otro que evade asuntos y que padece de un nivel parecido de desaprobación electoral por ser percibido como “poco confiable”, el rotativo opina que evaluar el liderazgo “no debería de ser una medida de quién es menos confiable”.

Su “larga experiencia” es tanto su mejor carta de presentación como la que le está restando apoyo. Por un lado, su carrera como primera dama, senadora y secretaria de Estado ciertamente le ofrece credenciales para ser presidente. A la vez, en un año electoral marcado por la ira y desencanto popular contra el “establishment” -lo cual ha impulsado no sólo a Trump, a su probable contrincante en las elecciones generales sino a la campaña insurgente de Sanders dentro de su propio Partido Demócrata- no hay nadie más simbólico del “establishment” que ella en la política estadunidense.

Esa “larga experiencia” incluye fantasmas de esa historia tan pública, algunas son decisiones cuestionables con consecuencias letales, otras son engaños y distorsiones.

En el caso de Honduras, Clinton, como secretaria de Estado, “trabajó para legitimar el derrocamiento de un gobierno… y al hacerlo ayudó a instalar un régimen que ha matado a mujeres y hombres a un ritmo impresionante”. escribió el historiador Greg Grandin. Recuerda que “antes de su asesinato el 3 de marzo, Bertha Cáceres… nombró a Clinton responsable de legitimar el golpe de 2009. Cáceres declaró que “les advertimos que esto sería muy peligroso” y pronosticó que el resultado sería mucha sangre.

A pesar de que fue casi universal la condena a este golpe y sus consecuencias, Clinton hasta este día justifica sus acciones para bien del pueblo de ese país (y nunca menciona que su ex abogado personal fue el representante de los empresarios golpistas de Honduras).

Otra decisión letal fue su voto como senadora aprobando la invasión y guerra de George W. Bush contra Irak, con todas sus consecuencias que aún retumban por toda esa región.

Otro tipo de fantasma, el de distorsión o y hasta engaño, que suele reaparecer es el de su visita a Bosnia. En 2008 durante su campaña presidencial fracasada, Clinton contó repetidamente que en 1996, cuando era primera dama, su esposo la enviaba a lugares donde el presidente no podía ir porque eran “demasiado peligrosos”, como Bosnia. Aterrizaron ahí, contaba, “bajo fuego de francotiradores. Se suponía que iba a ver algún tipo de ceremonia de bienvenida en el aeropuerto, pero en lugar de eso solo corrimos con nuestras cabezas agachadas para llegar a los vehículos para ir a nuestra base”.

El problema es que nada de esto se corroboró por los reporteros que cubrieron ese viaje, según una investigación a fondo del Washington Post, Más aún, no era un lugar “demasiado peligroso” para su esposo, ya que él mismo visitó ese lugar dos meses antes. Además, hay pruebas de que el aeropuerto era uno de los lugares más seguros de Bosnia, y que de hecho ella no tuvo que correr a ningún lugar, sino que fue recibida sobre la pista por funcionarios estadunidenses y bosnios sonrientes y hasta por un niña musulmana de ocho años quien le leyó un poema. Una foto de Ap documentó ese momento, y un video de CBS News grabó su arribo. Ella mucho después intentó justificar lo que había dicho aceptando que tal vez había “hablado mal”, pero nunca se retractó.

Por otro lado, su presentación como una campeona de la clase media y los trabajadores tampoco convence, y hasta provoca más dudas sobre su honestidad. Su recién estrenado spot publicitario de televisión ataca a Trump como alguien que aprovecha las crisis para ganar dinero, pero como señala Matt Taibbi en Rolling Stone hoy, no menciona que las mismas empresas financieras que detonaron la peor crisis desde la Gran Depresión -incluyendo Citigroup, JPMorganChase, Goldman Sachs y Morgan Stanley- se encientan entre los seis contribuyentes más grandes a la carrera política de Hillary Clinton.

A la vez, Clinton fue beneficiada más que cualquiera de sus contrincantes de ambos partidos por donaciones de contratistas militares, según el Center for Public Intergrity.

No es solo su cercanía a las cúpulas empresariales y sus multimillonarios, sino que ella misma es millonaria. Según documentos fiscales registrados este mes, Clinton ganó más de 5 millones de dólares en 2015, en parte por regalías de un libro y 1.5 millones por discursos (su esposo ganó más de 5 millones por presentaciones ante foros empresariales), incluyendo algunos tres ante Goldman Sachs por los cuales recibió un total de 675 mil dólares y que rehusa difundir públicamente.

Estos son sólo algunos de los diversos fantasmas que perseguirán a Clinton a lo largo de esta campaña.