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7 consejos para responder a las preguntas difíciles de tus hijos
En todas las épocas los niños han hecho preguntas, y antes, como ahora, los padres seguimos igual de mal preparados para contestarlas. Pese a que nosotros tuvimos las mismas dudas, terminamos saliendo siempre por la tangente porque no tenemos idea de cómo responderlas, o simplemente nos aterra terminar hablando de más.
Los niños necesitan información para comprender su entorno, pero también necesitan de su inocencia. Contestar sus preguntas es permitirles aprender y entender el mundo. Como madre es importante que sepas que no los ayudas si les mientes, o si los llenas de información que no pueden procesar. Siempre hay maneras amables de decir las cosas.
Los mundos mágicos de los cuentos tienen una razón de ser. Su propósito es alimentar la curiosidad, la fantasía, su inocencia y al mismo tiempo ir adentrándolos de forma sencilla en temas trascendentales como el amor, la muerte, la amistad y la familia, por citar unos pocos ejemplos. No todo se puede explicar con cuentos, pero intenta que lo que les cuentes no los dañe.
1. Siempre da una respuesta
Si los dejas con la duda buscará responderla por otras vías, y podría pasar que descubran cosas que no quieres, o que terminen sacando conclusiones basados en leyendas urbanas que solo fomenten la desinformación y los prejuicios.
2. ¡El que se enoja pierde!
Mostrarte irritado, o prohibirle hablar sobre ciertos temas hará que los asocie con situaciones incómodas o inapropiadas, y esto le impedirá procesar esa información de forma sana. También es importante que no permitas que tus respuestas los hagan sentir culpables de algo.
3. Averigua qué tanto saben del tema
Regrésales la pregunta, así obtendrás información, y sabrás cómo manejarte. A veces ellos en su inocencia sólo quieren saber una pequeña parte del asunto y nosotros nos ponemos intensos queriendo dar cátedra. Procura entender bien su pregunta antes de contestar.
4. Se tú mismo
Los niños son muy suspicaces; haz que se sientan cómodos, de lo contrario aunque no les digas que es algo malo así lo sentirán. Lo ideal es ser breves en las explicaciones; si das mucha información podrías confundirlo y hacer que surjan más preguntas.
5. Usa tu imaginación
No necesitas recurrir a las mentiras para salir airoso de sus interrogatorios. Ejercita tu imaginación y utilízala para escenificar tus respuestas. Ellos harán el resto para adecuarla a sus edades y conceptos. O si de plano estás perdido en un campo de calabazas, decir que no sabes. Tampoco es el fin del mundo.
6. Toma la iniciativa
Es cierto que no puedes saber lo que pasa por la cabeza de alguien más, pero hay situaciones en casa que no son ajenas a los niños y de las que más temprano que tarde querrá tener información. Si es el caso adelántate y platícala con ellos, así tendrás oportunidad de ser tú quien lleve la conversación.
7. ¿Están preguntando o están pidiendo ayuda?
Es importante que prestes atención a las conversaciones que los pequeños, o no tan pequeños, tienen contigo. A veces llegan a ti no sólo porque tienen curiosidad, sino que desean que sepas que ciertos temas están presentes en sus vidas, y que necesitan ayuda. No solo trates de contestar, sino procura descubrir por qué el interés en el tema.