Fecundación in vitro cura 10% de parejas en México

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Fecundación in vitro cura 10% de parejas en México

Claudia Solera/Excélsior
Las técnicas de reproducción asistida se dividen en las de baja y las de alta complejidad. En la primera clasificación están la inseminación intrauterina -que consiste en introducir espermatozoides en el útero al momento de la ovulación- y el coito programado.
México, D.F..- En este útero artificial el aire es 99% puro; el interior, estéril, y la temperatura es de 37.2 grados centígrados. Los techos eliminan intrusos capaces de atentar contra un ser vivo. La luz es tenue. Cualquier persona que pise este espacio viste ropa quirúrgica y cubrebocas, además están prohibidos perfumes, jabones, aromatizantes, maquillajes y sprays.

En el segundo piso del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) se construye un hábitat. Espermatozoides y óvulos crearán vida al estilo de una historia de ciencia ficción. La luz se elimina porque afectaría la morfología de las células sexuales, acostumbradas a la penumbra; la temperatura se asemeja a la de una matriz; se prohíben olores artificiales, pues desprenden partículas químicas, y los filtros hacen la misma labor que la epidermis, proteger a los embriones de gérmenes patógenos.

Cada paso para lograr vida en este laboratorio se sigue con cautela.

En tres días los científicos crean un embrión in vitro. Ya que el ambiente es propicio para los espermatozoides y los óvulos de Juan y Ana, los científicos harán lo que la naturaleza les negó: la fecundación. Su sueño, un bebé, viene en camino.

"Las estadísticas demuestran que quienes reciben atención temprana y persisten en su tratamiento incrementan hasta en 90% las posibilidades de embarazo", comenta Eduardo Goyri, director del IVI.

Las técnicas de reproducción asistida se dividen en las de baja y las de alta complejidad. En la primera clasificación están la inseminación intrauterina -que consiste en introducir espermatozoides en el útero al momento de la ovulación- y el coito programado.

Cuando se habla de alta complejidad, significa que científicos deberán crear vida desde un laboratorio. Las técnicas utilizadas para tal fin son fertilización in vitro e inyección intracitoplasmática de esperma (ICSI); en la primera, unos 200 mil espermatozoides lucharán por penetrar al óvulo y, en la ICSI, una aguja de un grosor de 30 micras introducirá un esperma a la célula femenina.

"30% de parejas con infertilidad que van a consulta por primera vez terminará en técnicas de alta complejidad", asegura María Teresa Márquez, coordinadora de Reproducción Asistida del Centro Especializado de Esterilidad y Reproducción Humana, del Hospital Angeles del Pedregal.

Ana tiene 30 años y Juan 35. El diagnóstico de ella es sano, pero en su esposo encontraron una pequeña anomalía en el semen. Comenzaron el tratamiento de fertilidad con coitos programados, pero el resultado fue negativo.

Se diagnostica infertilidad cuando una pareja mantiene relaciones sexuales durante un año, sin protección y sin lograr un embarazo. La Organización Mundial de la Salud la considera enfermedad, a fin de otorgar el derecho a su tratamiento.

Tras presentar estos síntomas, se debe buscar una clínica certificada por la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida, donde un espermamograma detectará las fallas en los hombres, y un perfil hormonal y una colposcopia diagnosticarán a las mujeres.

La responsabilidad de la infertilidad radica 40% en hombres y un tanto igual en mujeres, el otro 20% aún es desconocido. También se incluyen en estos factores algunos de carácter social, pues en la última década el desarrollo profesional de las mujeres las llevó a retrasar su maternidad diez años.

"Después de los 35, la capacidad reproductiva de una mujer disminuye 30% por año, incrementando así la tasa de infertilidad de origen desconocido", explica la bióloga María Teresa Márquez.

Un hombre padece infertilidad cuando hay menos de 20 millones de espermatozoides por mililitro de semen (siendo éste el mínimo para fecundar) o cuando la célula sexual carece de movilidad o su morfología está alterada. En las mujeres se genera por falta de ovulación, alteración hormonal, problemas anatómicos en las trompas de Falopio, defectos congénitos o endometriosis.

Pero, si se atiende a tiempo, hasta en nueve de cada diez casos hay éxito. Los costos por tratamiento de fertilidad van desde mil hasta cien mil pesos, dependiendo de la sofisticación requerida. El Instituto Valenciano de Infertilidad fue traído desde España en 2003. Esta sucursal llegó al DF con la finalidad de ayudar a las parejas que no pueden concebir, las cuales, según datos publicados por el INEGI, son una de cada seis en México.

Durante los primeros cinco años, de las seis mil 300 parejas que el IVI asistió con técnicas de reproducción, cinco mil 311 tuvieron éxito. La ICSI es el procedimiento de alta complejidad más sofisticado. Ana y Juan recurrirán a él. Es junio de 2006.

Mientras Juan obtiene sus espermatozoides con estimulación sexual, Ana es sedada durante 15 minutos para que un biólogo reproductivo "maniobre" sus ovarios, con una aguja superior a 30 centímetros.

En una cama ginecológica y con Ana en posición de parto, se inicia la búsqueda de los ovocitos. El ultrasonido vaginal ayuda a los médicos a ubicar los ovarios y, mediante una aguja, se aspiran los óvulos para trasladarlos, de la matriz, a un tubo de ensaye.

Una vez que los doctores recuperan las células sexuales, de inmediato se entregan a una enfermera para que las envíe al departamento de investigación y fecundación.

El consultorio destinado a la creación de embriones in vitro se divide en tres: quirúrgico (donde se obtienen los ovocitos), de investigación y fecundación; y criogenia.

A partir de que los óvulos son recuperados, embriólogos deberán analizarlos y limpiarlos en máximo 30 minutos. Después, con la ayuda de un microscopio que aumenta mil veces la imagen de la célula, se hace un proceso similar al de un aparato reproductivo: "selección natural" para fecundar las células más viables.

Los científicos ya recuperaron las mejores células, se iniciará la fecundación in vitro.

Como son escasas las posibilidades de que Ana se embarace en el primer intento,los científicos crearán diez embriones, los cuales también serán seleccionados para que queden los más simétricos y aquellos que respondan mejor a la división celular.

Los embriones de Ana y Juan parecen una gota de vitamina E. Desde el primer día de la fecundación, una biopsia descifra el sexo de cada uno y detecta enfermedades congénitas.

Estos seres vivos en potencia se guardarán en un contenedor oscuro a 37.2 grados centígrados durante tres días, hasta madurar. Se monitorea su desarrollo cada 24 horas, mientras preparan hormonalmente a Ana para reconocer al embrión.

Después de tres días, se toma uno de los embriones sobrevivientes para regresarlo al útero de Ana. Los demás serán congelados en 15 minutos con nitrógeno líquido a una temperatura de -180 grados.

En el departamento de criogenia hay cientos de millones de embriones en barriles de acero. Éstos esperan a ser reactivados por padres que aún no logran un embarazo, que desean otro hijo o simplemente serán donados a mujeres sin óvulos.

"La mayoría de progenitores conservan los derechos de sus embriones criopreservados y se resisten a donarlos, pues argumentan `cómo voy a dejar un hijo regado por el mundo'", comenta Francisco Rocha, director de laboratorios del IVI.

La prueba sanguínea de embarazo de Ana sale positiva a los 12 días de ser implantado el embrión en su útero. El sueño de su bebé está más cerca. Es agosto.

En la actualidad, los científicos crean nueve de cada diez embriones sin enfermedades cromosomáticas como el síndrome de Down. En un futuro, con la lectura del genoma humano se podrá descifrar el origen de la vida y el de las enfermedades genéticas, con miras a poder crear bebés casi "perfectos", con la única salvedad de que serán seres humanos como cualquier otro, que algún día morirán.

Es febrero de 2007, aquel embrión de Ana y Juan creado en el laboratorio ya es un bebé. El sueño se cumple. Su expediente registra que un niño nació a las 30 semanas de gestación y en julio de 2009 está en perfectas condiciones.