La zona dorada permaneció con decenas de tumbas abandonadas durante el Día de Muertos.

El panteón Santo Cristo tuvo la afluencia este año de casi 12 mil personas este 2 de noviembre, según las autoridades, que se vieron reflejados en el tráfico que se presentó entre Luis Echeverría y Valdés Sánchez, donde las familias tardaron poco más de 40 minutos para encontrar estacionamiento y llegar a las entradas del panteón. 

Una larga fila de comerciantes floreros y puestos de comida, e incluso un stand de la Profeco, y bandas musicales que ofrecieron servicios de serenata, fueron algunas de las cosas que se encontraron los familiares de los difuntos antes de llegar a las tumbas de sus seres queridos. 

El Panteón Santo Cristo tiene un terreno más amplio al alcance de todas las clases sociales que cada dos de noviembre se reúnen para llevarles algún detalle.

Sin embargo, como cada año, las tumbas de la zona dorada, que cuenta con los precios más elevados para la sepultura y la inhumación, este año fue la menos concurrida, a comparación de las áreas que son más accesibles en sus precios para el público.

Mientras en las áreas populares del panteón Santo Cristo, las tumbas se llenaron de flores desde temprana hora y con las familias reunidas que convivieron una tarde con sus difuntos, las de la zona dorada tenían incluso afectaciones que no han sido arregladas, ni visitadas por los familiares desde hace varios años según uno de los trabajadores del panteón. 

Los familiares de las áreas populares del camposanto, llegaron con escobas y trapeadores para limpiar las tumbas; en el otro sector pocos acudieron.

Tradición que no muere 
Como cada año, centenas de saltillenses se dieron cita en los principales panteones de la ciudad para visitar a sus fieles difuntos en este Día de Muertos, tradición que se niega a morir, y que con el paso del tiempo toma mayor vigencia entre la población.

Desde temprana hora un numeroso afluente de personas ingresó con coloridos arreglos florales al Panteón Municipal de San Esteban, uno de los cementerios más visitados por la población de Saltillo al ser también de los más antiguos.

Como ya es costumbre, grupos de jóvenes e integrantes de familias provenientes de distintas colonias, permanecieron en las puertas del panteón ofreciendo sus servicios para limpiar tumbas y resanar con pintura las cruces en las que, con el tiempo, ha desaparecido el nombre que alguna vez fue plasmado para identificar a quien ahí reposa. 

La misma escena se pudo ver en el panteón San Esteban y en el resto de los cementerios de la ciudad.

Con información de Priscila Chavarría