Zapatero a sus… Saraperos

‘El Chino’ apoya a la novena de casa de los pies a la cabeza, literalmente
Fotos: MARCO MEDINA

FOTOS: MARCO MEDINA/TEXTO: MARCELINO DUÉÑEZ

“Eso de inflarse (engreírse) no deja nada bueno”, asegura Javier Bautista, reconocido por inyectar energía a la porra de los Saraperos, pero también por reparar los guantes y tachones del equipo.

Saltillense por adopción dice: “No soy famoso, soy popular entre la gente”. Desde los 11 años, en su natal Cosamaloapan, dominaba el oficio de zapatero, negocio familiar. En la escuela tenía promedio alto; le ofrecieron becas, pero su padre no le dejó otra opción que reparar calzado.

La única oportunidad que “El Chino”, como lo conocen ahora, tenía para distraerse era espiar las prácticas y juegos de beisbol en el campo que colindaba con su taller.

A los 23 años el sueño americano lo deslumbró. Pasó por Saltillo, pero providencialmente perdió su cartera -él dice que la escondió su novia- con todo el dinero para viajar, así que se quedó.

El beisbol es para hacer amigos, hagamos amigos”.

En la capital coahuilense entró a trabajar al taller de fundición del GIS y en sus ratos libres retomó el oficio familiar. Entre los 31 a 52 años de edad trabajó de seis de la mañana a 12 de la noche. Despertaba y adelantaba los trabajos que podía, se iba a la fábrica de 8 a 20 horas y llegando a su casa seguía con el calzado. Cuando la demanda de su trabajo de zapatero aumentó, decidió entregarse de lleno a su taller en la esquina de Lafragua y Constituyentes.

Para entonces su amor por el Rey de los Deportes ya se había volcado en Saraperos. Un día pasó por su negocio Tony Romero, bat boy de Saltillo, a quien le ofreció reparar tachones y guantes. Le empezaron a mandar trabajo. Después tuvo la idea de pintar la cara de la afición con los colores del equipo. Hoy “El Chino” forma parte de la historia del equipo de “Kike Conejo”.