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Ya tiene plaza chilanga 'El Gabo'
CIUDAD DE MÉXICO.- Gabriel García Márquez ya tiene su propia plaza en la Ciudad de México. La urbe que le acogió en 1961, esa donde escribió durante 18 meses seguidos su novela Cien años de soledad, la misma en la que decidió hacer su vida y también transcurrir sus últimos años ha retribuido un poco al Premio Nobel de Literatura 1982, bautizando un pequeño espacio del Centro Histórico con su nombre.
El patio adyacente al Centro Cultural y de Visitantes El Rule aún esperaba por su inauguración formal. La presentación del libro A 50 años de Cien años de soledad fue el pretexto para dar paso al bautizo de la plaza. El escritor Jorge F. Hernández dio la pauta y pronunció por todo lo alto: Gabo es “el mejor escritor que ha dado la lengua española”.
Hernández se refirió al escritor cubano Eliseo Alberto, Lichi, quien afirmaba que muy probablemente en 500 años habrá homenajes al Quijote y personas que estudien la obra de Cervantes. Él fue más lejos y dijo: “Eso es muy probable, pero lo que es seguro es que dentro de 500 años va a ver personas leyendo Cien años de soledad y tratando de ser como el más grande escritor que ha dado la lengua”.
El narrador ya se había referido antes a Cien años de soledad como una novela “que revela la secreta fórmula de lo que dura un instante” y comenzó el recuento de instantes perdurables: “el instante en el que se le ocurrió a Gabo dedicar la novela a María Luisa Elío y a Jomi García Ascot, porque habían estado a su lado durante los 18 meses en que escribió la novela, así que cuando se publicó se las dedicó a ellos, salvo en la edición francesa, que se la dedicó a (Álvaro) Mutis”.
El instante en que Gabo le cambia el título a La casa y le pone Cien años de soledad en el último párrafo, el prodigioso miligramo de tiempo en que iba al volante y repite la frase de una novela que traía en la cabeza quizás desde que era niño o quizás desde que acompañó a su madre Luisa Santiago a vender y no vender la casa de la familia...”, y así siguió Hernández.
La embajadora de Colombia en México, Patricia Cárdenas, también se había referido a uno de esos instantes, el que habla del día en que Gabo manejaba con rumbo a Acapulco y así, al volante, se le ocurrió aquella inmarcesible frase con la que inicia su novela, la más celebrada, la que está cumpliendo medio siglo de existencia.
Después habló del libro en el que se reúnen diferentes textos en los que se narra la génesis de Cien años de soledad. “Esta publicación abarca aspectos, sucesos y anécdotas maravillosas alrededor del entorno literario, la escritura y la publicación de esta obra cumbre de la literatura universal; pocas publicaciones recogen tanto de la vida personal de Gabo como de sus momentos más difíciles y los más alegres, los tropiezos cotidianos, el apoyo de su familia y sus más cercanos amigos, incluso personas como el carnicero y el propietario de la casa donde vivió, todas historias cautivadoras”.
Jamás Gabo hablaba de lo que sucediera después, dijo su hijo Gonzalo García Barcha, mucho menos de contar con una plaza con su nombre en la Ciudad de México. La satisfacción, sin embargo, es grande.
Estamos muy honrados. En muchos países y en especial en esta ciudad, nos conmueve muchísimo que se recuerde y se rinda homenaje a Gabo y a sus libros, sobre todo lo que más nos interesa es que haya motivos y difusión de su obra”.
Y agregó: “Es un gran honor, es una ciudad que acogió a mis padres cuando llegaron de una manera espectacular, y a Gabo después de tantos años todavía lo siguen queriendo, estamos muy honrados”.