Ya no hagamos su trabajo

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Ya no hagamos su trabajo

Esta semana me llamó la atención un grupo de mamás en un Starbucks haciendo las tareas de sus hijos y sus proyectos de Science (Ciencias). Observo cada vez más papás que buscan reducir o evitar situaciones de adversidad en sus hijos. En vez de entrenarlos a enfrentar tiempos duros de la vida. Muchos papás reaccionamos en forma melodramática ante las dificultades que enfrentan nuestros hijos. Una mamá enojada me comentaba que cómo era posible que la maestra no recibiera la tarea tarde de su hijo, ya que la culpa fue de ella por no recordarle que la entregara a la maestra.

Nuestros hijos se enfrentarán a un mundo con mayor presión que nosotros: obtener buenos puntajes en sus exámenes de admisión, no ser seleccionados al primer equipo de fútbol de su escuela o saturados en sus horarios de la tarde por sus clases de gimnasia, piano, taekwondo o baile. Y muchos papás piensan que su trabajo es reducir la presión en estas cosas que hacen sus hijos. Al preguntarles a las mamas por qué les hacen sus tareas me responden: “Pobrecitos, no tienen tiempo de hacerla. Terminan muy tarde y cansados de sus actividades por las tardes”. Y como resultado tendremos niños y adolescentes poco resilientes y con actitudes de evasión ante cualquier dificultad o trabajo que requiera un poco de esfuerzo y sacrificio.

Cuando los padres observan a sus hijos presionados, sienten que es su obligación evitarlo, sin embargo, el mensaje que les dan es muy claro: “No eres capaz de enfrentar situaciones de adversidad y aquí estoy para rescatarte”. Esto producirá conductas de inseguridad y con la creencia de no ser capaces para resolver ellos mismos sus propios problemas. Tener creencias pobres de sus propias capacidades los llevará a un mundo de dependencia, inmadurez y poco crecimiento. Un niño que observa y aprende que sus papás hacen sus tareas, crecerá con la creencia que es obligación de los padres hacerlas y un bajo autoconcepto de sus propias capacidades para realizarlas. A continuación presento algunas sugerencias para que el niño enfrente y supere sus tareas y problemas.

1. Cambiar sus creencias de responsabilidad. Un niño asume que la obligación de sus padres es atenderlo y resolverle todos sus problemas. Una vez cenando con una familia, la hija de 9 años se sienta a la mesa a comer y como no tiene un tenedor le grita a su mamá: “¡Cómo crees que voy a comer sin tenedor!” Y a la mamá se levanta de la mesa, se lo entrega y le dice: “Aquí está, hijita”. No lo podría creer. La respuesta que yo le daría: “Hijita, tiene piernitas y manitas para que usted lo tome. Y ya que fuiste por el tenedor, puedes traerme…”.

2. Darles pequeñas responsabilidades en casa. Si el niño no lava platos, esto significa que alguien más lo hace y pierden la oportunidad de enfrentar el trabajo como parte de la vida.

3. Le ayudaríamos diciéndoles “no”. A veces se saturan con demasiadas opciones o actividades que provocan ansiedad, por no cumplir con todas: “Mamá puedo salir al cine con mis amigos y regresando me pongo a estudiar el examen de mañana”. Y la respuesta es: “No, primero estudia y el fin de semana puedes ir con ellos”.

4. Limitar el uso de redes sociales y tecnología. Menos de dos horas diarias los hacen menos vulnerables a la ansiedad y depresión al día.

5. Acompañarlos y apoyarlos. Busquemos formas para ayudarlos en sus tareas: espacio limpio y sin distracciones, tutores, animándolos, etc. Siempre hay una forma saludable para ayudarles.

@DrJesusAmaya  jesus.amaya@udem.edu