‘Ya no es mi trabajo’

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‘Ya no es mi trabajo’

Hace algunos días, platicando con varias maestras de preescolar cuyos alumnos tienen entre 3 y 5 años, me comentaban que cada vez llegan más inmaduros en sus hábitos personales: “La mayoría usa pañal, no pueden comer solos, hay que vestirlos, ponerles sus tenis, no saben lavarse las manos, no pueden expresar verbalmente ideas básicas de comunicación, toman el jugo todavía en mamila y, para el colmo, no la pueden sujetar solos”. Ahora pareciera que este trabajo ya no es de los papás. Una característica de esta generación de padres “milenios” (nacidos entre 1985 y 2005) es que dejan muchas de sus responsabilidades a los profesionales de la educación y psicología. Escucho más constantemente decir a los padres: “Cuando maduren lo realizarán solos o cuando estén listos ellos avisarán para ir al baño”.

Me surge la pregunta: “¿Los padres de hoy están menos preparados, motivados o comprometidos? Si mi memoria no me falla, recuerdo con mis hijos que el entrenamiento de control de esfínteres empezó alrededor de los 2 años. Mi esposa sabía más o menos el horario de sus necesidades fisiológicas y los sentaba en un baño pequeñito, con un libro para que estuvieran viéndolo mientras aprendían a relacionar las ganas y avisar. Igualmente desde pequeños se les colocaba sus manitas en la mamila para que pudieran sujetarla solos. ¿Cuál es uno de los trabajos más importantes de los padres? Definitivamente es enseñar y entrenar a sus hijos a ser independientes en sus hábitos personales y luego sociales: deben aprender a vestirse solos, comer sin ayuda, prepararse alimentos sencillos, hablar en forma clara y administrar sus tiempos de ocio con actividades lúdicas sanas.

Entiendo que cumplir los roles de padres como formadores y entrenadores es más complicado hoy que hace 50 años. La estructura familiar ha cambiado en forma muy drástica en un incremento de madres y padres solteros, abuelos que ejercen nuevamente su paternidad, segundos matrimonios, divorcios y madres que trabajan tiempo completo. Hoy los niños crecen muy abandonados, pero hiperconectados con la tecnología. Me llama la atención los nuevos hábitos de muchos papás: sus hijos pequeños no son capaces de usar cuchara o tenedor para comer, ya que sus manos están ocupadas viendo el celular y la única actividad que realizan es abrir la boca. Estos hábitos se prolongan y cuando sean adolescentes sienten que sus padres tienen la obligación de subirles la cena hasta sus recámaras porque es más importante jugar videojuegos o estar en redes sociales con sus amigos que comer en familia.

¿Cuántos de nuestros hijos se pueden preparar unos huevos cuando tienen hambre? ¿Cuántos son capaces de enhebrar una aguja y poner un botón? ¿Cuántos saben usar la lavadora y secadora? Si los preparamos a ser independientes les ayudaremos a desarrollar una autoestima saludable haciéndolos capaces para tener éxito al superar cualquier adversidad.

@DrJesusAmaya

jesus.amaya@udem.edu