Saltillo a ras de lona
Es sabido que las publicaciones dedicadas a la historiografía regional -sobre todo desde el abordaje oficial- en su gran mayoría, han malversado la noción de su estudio, asentando la idea de que la única historia digna de ser contada es la de los próceres políticos, los hombres de empresa o las estirpes fundacionales. Es en este contexto que el libro de este joven autor cobra una doble pertinencia.

“Saltillo a ras de lona” (IMCS, 2016) no se ocupa de la enésima versión de hechos ya conocidos, sino que sus páginas se ocupan de las gestas mínimas de personajes cuasi invisibles: los atletas y promotores que durante décadas, con un sacrificio hercúleo supieron afianzar y construir una cultura de la lucha libre en la ciudad de Saltillo.

¿Quién cuenta las voces y hazañas de los desposeídos, de los subalternos, de los invisibles? Ya los trabajos de Carlos Manuel Valdés o Sergio Castillo Lara (De Boquillas al Mezquite) (Icocult, 2006) se habían ocupado de ciertos sectores sociales olvidados por la historia. Sin embargo, el libro de Miguel abona hacia otros linderos. 
El gran historiador mexicano Luis González y González –uno de los primeros autores en ocuparse genuinamente en los terrenos de la microhistoria- en su famoso Decálogo del Historiador, planteaba-entre otros 9 mandamientos- uno:  “Interrogarás las fuentes”.

Mismo que toma una pertinencia absoluta para analizar el primer eje formal en esta serie de perfiles y crónicas. Miguel García, cronista, escritor, pero ante todo reportero, las interroga desde un conocimiento, un amor y un respeto por este deporte, logrando una transparencia absoluta en la oralidad de sus testimonios. A la manera de Ricardo Garibay, Rafael Ramírez Heredia, o más recientemente Mario González Suárez (“A webo, Padrino”) Saltillo a ras de lona rebosa de esta habla traslúcida, real:
“Los hermanos aceptaron que, pese a su cultura deportiva, nunca 'hicieron fierro'. No nos gusta andar corriendo en la calle. Yo con mi trabajo tengo. Somos albañiles. Subo blocks, cargo cemento y traigo las carretillas, asegura la primera Saeta”.

Desde otra perspectiva, otra voz, el autor, más que entrevistador y cronista, se vuelve escritor, perfila, da en una pincelada, el resumen, la personalidad, el carácter:
“Meteorito es conocido como rey del aire en Saltillo por su estilo de lucha, pero no es porque trabaje en una vulcanizadora. El esteta es comparado con exponentes del estilo que retan a la gravedad a nivel nacional, como Súper Astro.

Por ello, no le molesta que le conozcan en las arenas como el Pequeño Valiente. Su sello arriba del ensogado es retar a la muerte con cada tope suicida. Despliega sus brazos para surcar el firmamento cual cometa. Hecho de carne y hueso, es el único astro que fue roto por una mala caída, y a causa de ello se retiró del ring por cinco años.”

Todo libro nace de una conjetura y una ignorancia. Miguel dice que lo que animó a trabajar este libro, además de su inmenso amor a este deporte fue la pregunta ¿Quiénes están detrás de esa máscara? Releo “Saltillo a ras de lona” y pienso en la innegable relación de la etimología de la palabra persona, con la palabra “máscara”. En las épicas mínimas de decenas de hombres que dejaron su vida y su juventud en los ensogados. En las arenas de la periferia y sus hazañas cuasi invisibles.  Es por ello que estos 36 perfiles, elaborados con oficio, conocimiento, pasión y talento nos ofrecen un libro único en la historiografía regional.

Saltillo a ras de lona. Crónica detrás de las máscaras
Miguel García. 
IMCS. 2016. 196p.