Y las vacaciones… apá

Usted está aquí

Y las vacaciones… apá

El trajín de la vida actual, a todos los niveles socioeconómicos e incluso a todas las edades, es un signo de nuestro tiempo. Todos andamos siempre acelerados. Mucho estrés, mucha angustia. En mayor grado asociado todo a lo financiero y a lo laboral. 

Superado ya el asunto escolar, ya que en todos los niveles, oficialmente desde hoy todo mundo terminó sus cursos, a reserva de lo que le siguen en verano, una gran parte de nuestra población inicia el período vacacional.

Nada más necesario, para darnos un tiempo de descanso, que nos desconecte de los cables de la alta tensión que nos agobia cada día.

En esta columna tratamos todo el año temas de suma importancia, los temas que nos atañen a todos, como la economía, la política, los conflictos sociales,  las tragedias, los accidentes, y en fin todo aquello que por su naturaleza nos interesa en lo colectivo.

Tenemos que aprovechar también esta temporada para reflexionar sobre el estilo de vida que llevamos, donde en México hasta hace muy pocos años las vacaciones eran vistas como un lujo al que solo los ricos tenían derecho. Afortunadamente eso está superado.

No importa que los que pueden, por sus ingresos y situación, sigan viajando a los destinos más cotizados del mapa turístico, que van desde las Europas, Estados Unidos, el Caribe, la Rivera Maya y todo lo que le sigue. Todos debemos darnos la oportunidad de descansar y recrearnos un poco.

Visitar al amigo o a la familia, en otro municipio o región. Ir al rancho de no sé quién, a la Sierra, como decimos aquí, a al Río, en los lugares donde hay, siempre serán opciones muy buenas para aprovechar. Debemos hacerlo.

Pensemos que lo importante es romper la monotonía. Liberarnos de las cadenas que todos los días nos limitan nuestro tiempo a hacer las mismas cosas de siempre. Salir a otro entorno nos permite encontrarnos con personas que no vemos frecuentemente, convivir y platicar mas entre los que formamos una familia, que muchas veces casi ni nos vemos en tiempo normal.

Las vacaciones nos dan un espacio que luego añoramos cuando estamos regresando a la actividad tradicional que todos tenemos en nuestros trabajos o estudios. Tenemos que aprender a descansar utilizando el tiempo en función de una mayor calidad de vida.

Así como siempre tenemos como referencia los países más desarrollados en todo tipo de comparaciones, copiemos la importancia que le dan a sus periodos descanso.

No todo necesariamente es cuestión de dinero, aunque desplazarse a otros lados siempre es un gasto, pero con imaginación y creatividad podemos acercarnos a nuestra red de conocidos y familiares para hacer de la convivencia una actividad de descanso, incluso viviendo en la misma ciudad. 

Un paseo por el campo, una visita a un museo, a un parque, a una iglesia, o una caminata por algún lugar amigable son parte de las alternativas que no podemos descartar.

Leer un buen libro que siempre hemos tenido en la mira. Ir al cine, si no tenemos la costumbre de hacerlo, en familia, sobre todo ahora que el verano es la época del cine “blanco” con películas para todo público. 

Hasta ir a un partido de béisbol en familia, cuando se tienen años de no hacerlo, y ver como ahora los juegos son casi un espectáculo multimedia, con paquetes para llevar hasta a la abuelita, es también una oportunidad de salir de casa.

Muchas cosas se pueden hacer durante los próximos días.

Como otra propuesta, le comento sobre algo que casi nunca hacemos en estos tiempos. Platicar con los vecinos, los de toda la vida, a los que ahora con apuros saludamos desde el carro cuando de casualidad los encontramos saliendo de la caso.

Y que tal, en el último de los casos, invitar a la familia, los hermanos, los hijos, los primos a pasar un día en casa, para comer y conversar, muy posiblemente alrededor de un asador, para actualizar temas y tópicos que no se han tocado.

Es tiempo de vacaciones. Es tiempo de reflexionar sobre la vida que llevamos, pero sobre todo de convivir un poco con los nuestros, con los que más queremos y extrañamos.