...y en el regreso dominó el silencio en las escuelas

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...y en el regreso dominó el silencio en las escuelas

Situación. Las escuelas mostraron un panorama desolador. HÉCTOR GARCÍA
Las pérdidas más preciadas de no acudir a la escuela, para los estudiantes, es la imposibilidad de conocer a sus maestros e interactuar con sus amigos

Las campanas que marcaban la entrada, las risas, los nervios, el llanto que desbordaba a los más pequeños en su primer día de clases y el caos que orquestaba un nuevo periodo escolar se convirtió en un inicio de clases silencioso, donde el único sonido era el del teclado o las bocinas.

Escuelas que antes eran abarrotadas por sus estudiantes solo lucieron con candados puestos y maleza en sus jardineras. Recreos de charlas sobre sus vacaciones o para “hacer amigos”, fueron descansos frente al monitor.

Loncheras llenas de sándwiches envueltos o jugos en cajita, se convirtieron en desayunos completos recién salidos de la estufa en casa. Y términos de jornada escolar sin mangonadas, helados o “retas” de futbol en la salida.

La generación de estudiantes que cursan el ciclo escolar 2020-2021 será la primera en el país en vivir una experiencia estudiantil distinta a la de todos los años enfrentando los retos que impone la pandemia del coronavirus.

Las pérdidas más preciadas de no acudir a la escuela, para los estudiantes, es la imposibilidad de conocer a sus maestros e interactuar con sus amigos, pues pese a los esfuerzos de las autoridades para continuar aprendiendo en casa, la experiencia de ir a la escuela no se sustituye, aseguraron estudiantes de primaria y secundaria.

“Nada de eso, de estudiar en casa con computadora o no, sustituye las clases presenciales ni la forma de comprender algún tema como al ser explicado por los maestros en el salón”, aseguraron los estudiantes, quienes confesaron arrepentirse de las ocasiones en que dijeron “ya no quiero ir a la escuela.