¿Y el compromiso con la transparencia?

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¿Y el compromiso con la transparencia?

Una de las promesas más repetidas por candidatos y dirigentes partidistas en las últimas contiendas electorales en México, es la de luchar en contra de la corrupción y la impunidad. Por desgracia es sólo eso, una promesa a la cual no le siguen acciones concretas.

Afirmar lo anterior es válido porque existen datos puntuales para acreditarlo, para demostrar el acierto del dicho. O, si se prefiere, es posible hacer esa afirmación porque resulta sumamente difícil encontrar evidencia de una estrategia puntual para combatir el problema.

En otras palabras, aunque todo mundo habla de la necesidad imperiosa de combatir la corrupción, es decir, de enfrentar el fenómeno mediante el cual el dinero público sirve para construir fortunas privadas, el compromiso real en este sentido es prácticamente inexistente.

Un buen ejemplo de ello es la evidencia aportada por la plataforma “Candidatura Transparente”, ejercicio impulsado desde hace tres elecciones por el Instituto Electoral de Coahuila (IEC) y al cual se han venido sumando diversas instituciones públicas y organizaciones civiles.

Antes de referirnos a los datos puntuales conviene hacer mención de algunos aspectos relevantes de la iniciativa:

En primer lugar debe señalarse la obligación legal de toda persona aspirante a un cargo público de elección popular de entregar, al momento de solicitar su registro, tres declaraciones: la de situación patrimonial, la de intereses y la fiscal. Si esos documentos no se integran al expediente respectivo, la autoridad electoral debe negarle el registro al solicitante.

En segundo lugar es necesario referir un acto importante ocurrido al momento de solicitar el registro por parte del candidato: la autoridad electoral, en este caso el IEC, le pregunta expresamente si consiente, o no, en hacer públicas las tres declaraciones señaladas y le pide asentar su posición por escrito.

Adicionalmente a ello, el IEC permite a las y los candidatos agregar información a su perfil en la plataforma para permitirle al electorado conocerle mejor: un video, datos curriculares, sus principales propuestas de campaña y un mensaje escrito.

Finalmente, el IEC entrega a los representantes de cada partido, coalición o candidatura ciudadana, nombres de usuario y códigos de acceso para subir esa información adicional a su perfil y sólo entonces se libera el paquete completo en el cual se contienen, desde luego, las tres declaraciones mencionadas.

En la página uno puede revisar quién ha respondido –y quién no– a la invitación realizada y puede consultar el listado de candidaturas por partido o por municipio. No es obligatorio responder a esta invitación, debe precisarse, pero justamente ese hecho vuelve más relevante el gesto por parte de todos.

Dicho lo anterior, ¿cómo vamos al momento de enviar esta colaboración para ser publicada (viernes 9 de abril por la noche)?

El PAN, un partido cuyos miembros, dirigentes, candidatos y representantes electos han repetido incesantemente su repudio a la corrupción y de cuyas filas surgió el Presidente a cuya iniciativa debemos el surgimiento de la primera legislación de acceso a la información pública, ha subido la información de apenas tres de sus candidatos: los de Lamadrid, Saltillo y Torreón.

El PRI, un partido históricamente acusado de prohijar los peores vicios en el servicio público y de contar en sus filas a los más ilustres representantes de la corrupción y la impunidad, ha subido la información ¡del 100 por ciento de sus candidatos!

Morena, el partido actualmente en el poder a nivel federal y cuyos integrantes aseguran estar comprometidos con el adecentamiento de la vida pública, ha subido la información de sólo cuatro de sus aspirantes: los de Arteaga, Cuatrociénegas, Matamoros y Saltillo.

Del resto de partidos, PT, UDC, PES y RSP han subido uno cada uno, mientras el Verde y Fuerza por México, ninguno. De los nueve candidatos independientes registrados, tres han subido su información: los de Matamoros, San Pedro y Torreón.

La idea con la cual las distintas fuerzas políticas –sobre todo las más relevantes– buscan vendernos a sus adversarios no encuentra correspondencia con estos datos, pues a quien se presenta como el partido más opaco está claramente dando muestras de lo contrario, mientras quienes aseguran ser los adalides de la honestidad no actúan en consecuencia.

¿Debería ser la información contenida en esta plataforma un elemento decisivo a la hora de optar por una u otra opción? En mi opinión sí, aunque con un matiz: no se trata solamente de tener una palomita en la casilla correspondiente a la publicidad de la información. Además de eso es necesario analizar la calidad de ésta.

Quien no la difunde debería ser severamente castigado por el electorado, sin duda, pero quien sí la entregue debe ser “premiado” en la medida en la cual dicha información resulte de calidad. Seguiremos en el tema.

¡Feliz fin de semana!

@sibaja3

carredondo@vanguardia.com.mx