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XEKS

Una magnífica entrevista a Chuy López Castro apareció hace días con motivo del aniversario número 50 de su programa de rock “Sábado Internacional”. La hizo y publicó en este diario Nidia Martínez de León.

La XEKS, evidentemente, tiene más años que el mismo Chuy. Don Efraín López Cázares, su padre, la inició. Tengo todavía recuerdos míos y de comentarios de los adultos con los que departía mi padre. Todos escuchaban con gusto las noticias que leía cotidianamente “don Efráin” (así, acentuando la letra a).

Don Efraín tenía una voz firme y una lectura ordenada y cadenciosa. Se encargaba del noticiero, sin embargo, era quien organizaba todos los programas. Recuerdo que los domingos aparecían Viruta y Capulina diciendo sus pesados chistes que en la época nos hacían reír. Además, por las noches transmitían alguna novela que tenía a las familias inquietas alrededor del aparatito de radio. No recuerdo si fue en XEKS o en otra estación, pero escuchábamos “El Monje Loco”, de terror, “Rafles, El Ladrón de las Manos de Seda”, policiaca, o “Tu Hijo Debe Nacer”, un mugrero moralista muy bien logrado.

Un programa que nunca perdíamos era el relato de los juegos del equipo de Saltillo, que en ese tiempo era pagado por Casa Cabello y por el brandy Club 45. De hecho, la novena portaba el feliz nombre “Club 45”: no había tanta moralina como el día de hoy. El locutor, creo recordar, era Eladio Ramírez, quizás uno de los mejores comentaristas que pueda imaginarse. Su relato de lo que sucedía hacía que en la radio tú lo estuvieras viviendo casi como en el estadio. Tampoco tengo claro quién fue el cuarto bat que puso la pelota tras la barda, ¿Charrascas Ramírez?, ¿Babalú Pérez?, quizás Búfalo Hernández… pero Eladio empezó a gritar: “la bola se va, y se va, y se fue a la chingada”. Evidentemente que le fue retirada la licencia para hablar en radio. Había reglas. Todos sufrimos su ausencia.

El hermano de don Efraín, el padre Carlos López, hombre muy querido, tenía un programa muy de tiempo en tiempo para promover la ayuda a los niños pobres. Al contrario de don Efraín, el padre Carlos tenía una voz pastosa, enredaba las palabras y se comía la mitad de ellas. Pero su simpatía suplía todos sus defectos.  

Queda advertir que la XEKS era la que introducía las canciones nuevas o la que hacía que se colocara en las mentes tal o cual bolero. Era una radio que gustaba.

La heredó Chuy López e hizo de ella lo que debía hacer: adecuarla. No repitió, sino que renovó programas e introdujo el rock, luego el jazz y así continuó adaptándose a los tiempos. Además de haber sido la difusora de la música de los Beatles, del gran Elvis, de Bill Haley y sus Cometas o de los Platers, innovó en algo realmente importante: puso la difusora al servicio de la gente.

Uno de sus programas, que sobrevive, es el dedicado a la mujer, y tiene un gran éxito. A través de él se expresan mujeres de todos los niveles sociales y exponen sus problemas, que pueden ir de una denuncia a su marido por golpeador a una acusación al alcalde en turno por problemas irresueltos en colonias perdidas o, aún, desde un terreno invadido.

Otro gran logro de Chuy López es haber abierto su canal a la crítica a los políticos o a la exposición de problemas. Apoyó a la Huelga de Cinsa-Cifunsa, estuvo presente en la autonomía de la universidad, dio la palabra a los obreros y campesinos. Y esto, por supuesto, no podía ser aceptado por el gobernador Flores Tapia. En un santiamén don Óscar le organizó un sindicato y cerró XEKS. Así, sin más. Chuy perdió dinero, estuvo asediado por los trabajadores pero ganó el pleito y reabrió su radiodifusora.

Aquí debo señalar la valentía de uno de los grandes promotores culturales de Saltillo, Armando de la Peña, que en una ceremonia pública denunció a Flores Tapia como autor de la represión a XEKS y, como corolario, a la libertad de expresión. Cosas así nadie las hacía en esos tiempos. Armando trabajaba, justamente, en el Gobierno del Estado. Y, es preciso reconocerlo, don Óscar no lo despidió. Desconozco por qué, pero tal vez el Gobernador recordó que Armando de la Peña era amigo de Elena Poniatowska, de Carlos Monsiváis y de José Luis Cuevas, entre otros. XEKS, desde entonces, no ha dejado de estar en el aire, para gozo de muchos.