Winston Churchill sabía que codiciar el poder por el poder mismo era algo hueco e inútil

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Winston Churchill sabía que codiciar el poder por el poder mismo era algo hueco e inútil

“Codiciar el poder sólo por llegar a tenerlo” es un objetivo simplista y hasta hueco; “pero tener el poder en tiempos de una crisis nacional, cuando uno cree saber cuáles son las órdenes que se deben dar, es una bendición”. “Por fin tenía la autoridad para dar instrucciones que afectaban al todo. Me sentía como si estuviera caminando con el destino, y que toda mi vida anterior no había sido sino preparación para esta hora y para este reto...”. Extracto del libro “The Splendid and the Vile” de Erik Larson que recuenta pasajes de la vida de Churchill durante 1940 y 1941.

Hace unas semanas compartía en este espacio cómo Churchill, frente el reto de aguantar y contrarrestar a Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, hizo referencia a que a los líderes se les presentan ocasiones de hacer algo realmente especial para lo que puede ser “su hora más gloriosa”. Bueno, este pasaje anterior son frases que el mismo Churchill escribió la noche de su nombramiento en mayo de 1940, ratificando su convencimiento de que él tenía las herramientas, la voluntad y el empuje necesario para enfrentar los grandes retos que se avecinaban.

Imposible no leer sobre grandes líderes de la historia mundial y comparar lo que tenemos y vivimos en estas épocas en diversos países, en especial en México, donde pareciera que el destino nos ha estado jugando broma tras broma por varios sexenios y donde la 4T no es la excepción, sino tal vez la reina de todas las bromas y una burla a esas líneas de Churchill que transcribimos arriba. De pronto confirmamos que a muchos de nuestros líderes (electos y designados), en todos niveles y especialmente a nivel federal, se han quedado trágicamente cortos ante el momento que les tocó vivir, frente a lo que debió ser “su hora más gloriosa”. Así, con el poder en las manos y ante una de las crisis más duras de la historia moderna del País, el poder acabó en manos de quienes sólo veían como único y último objetivo el acceder al poder y no todo lo positivo que se puede hacer una vez que se tiene el poder en las manos. Es como si no hubiesen creído que alguna vez tendrían la oportunidad de llegar y ejercer el poder para, ahora sí, transformar lo que era necesario transformar.

La hora más gloriosa, del Presidente y de muchos funcionarios de alto nivel, les está pasando de noche y no parecen darse cuenta. Tienen una crisis de proporciones monumentales en sus manos y el País requiere que esta sea su hora de más gloria. Pero no, están atorados y pasmados porque no son capaces de quitar los ojos del espejo retrovisor mientras el vehículo que manejan lleva (al menos) dos llantas fuera del camino. Infectados de ideologías anacrónicas y deformes; intoxicados de dogmas que ni siquiera entienden; decididos a hacer de la provocación una “herramienta” política y a no ver más allá de la siguiente elección. Así estamos amenazados por un “sistema” que se niega a cumplir y a hacer cumplir las leyes; que se esconde detrás de consultas populares; que quiere borrar de un plumazo todo aquello que no entiende o que no tiene voluntad para enderezar. El País demandaba alinear nuestro mejor y más potente armamento para romper la mala racha y verdaderamente transformar a México; pero poco a poco se cae la ilusión hasta del más optimista al ver que estamos armados con “rifles de postas” y “resorteras”, manejadas por “soldados” que no saben qué hacer con ellas y que no entienden por qué están donde están.

¿Será que AMLO y su equipo saben cuáles son las órdenes que se deben dar para llevar al País en el rumbo correcto? Sería muy bienvenida una señal que nos haga ver que efectivamente entienden, más allá del discurso diario y repetitivo, la magnitud del reto y que serán capaces de eventualmente quitar los ojos del espejo retrovisor y subir las cuatro ruedas al camino correcto. No, con consultas populares no mejorará la impartición de justicia ni disminuirá la corrupción. Tener de héroes al Che Guevara, a Fidel Castro, a Evo o a Maduro no es una buena señal. Creer que todo lo de antes es malo y que la única verdad y los únicos aciertos pueden ser de la 4T es desperdiciar su hora más gloriosa.

Para un presidente que se considera estudioso de la historia, tal vez podríamos esperar que en algún momento una de estas frases y posturas de líderes trascendentales del pasado aparecerá en alguno de los libros que lee y verdaderamente le llegue e impacte. Así vería que haber llegado al poder es sólo el primer paso de una transformación que sí es posible.