Weta Workshop: De la imaginación a la realidad

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Weta Workshop: De la imaginación a la realidad

El taller que ha participado en la mayoría de las producciones de ciencia ficción más memorables de los últimos años, cumple tres décadas

En 1987, en Wellington, Nueva Zelanda, Richard Taylor y Tania Rodger, dos artistas de efectos especiales, iniciaron un proyecto como muchos grandes de la actualidad lo hicieron; desde su propia casa. En un cuarto de su apartamento ellos comenzaron a trabajar creando accesorios para algunas compañías neozelandesas. Su pequeña empresa llevaba el nombre de RT Effects.

Sus primeros grandes trabajos fueron para Peter Jackson, quien también estaba dando sus primeros pasos en el cine y vio en esta variedad de propuestas de trabajo un punto a favor. Ambas producciones, “Meet The Feebles” y “Braindead” fueron bien recibidas y en la actualidad son consideradas de culto. La segunda, además, recibió nominaciones y premios por sus efectos especiales.

En 1994 la colaboración con Jackson se repitió, esta vez en su thriller psicológico “Heavenly Creatures”. Con nominaciones por el trabajo en diseño, este filme llevó a Taylor, Rodger y Jackson, en conjunto con el editor de cine Jamie Selkirk a la expansión de RT Effects y el nacimiento oficial de Weta Workshop.

El nombre de la compañía no alcanzó las dimensiones actuales hasta el año 2001, con el estreno de “La comunidad del anillo”, primer entrega de la adaptación de la trilogía épica de J.R.R. Tolkien “El señor de los anillos”. Las siguientes dos películas no hicieron más que cimentar y expandir su lugar en la industria, que aún mantienen con orgullo. Para ellas, el equipo de producción trabajó de manera estrecha entre todos sus departamentos, en especial los de diseño y efectos especiales. Alan Lee y John Howe se sumaron a la misión. Ambos artistas conocían a la perfección el trabajo de Tolkien y habían realizado ilustraciones para los libros. Su presencia en la película fue un factor que ayudó a los de Weta a crear una Tierra Media que no sólo fue bellamente ejecutada, sino conceptualmente creíble.

En 1999 comenzó esta odisea. La trilogía fue filmada una después de otra y en dos años y medio completaron el trabajo. De hecho, para cuando la primera había sido estrenada, la tercera ya se encontraba en fase de pos-producción. Tal hazaña requería de la innovación para sortear ciertos obstáculos y eso fue lo que hicieron.

Sus “bigatures” son de las construcciones más impresionantes jamás creadas para una película. Miniatura es el nombre que se le da a un modelo a escala de un objeto, creado con ínfimo detalle para su posterior grabación. Las miniaturas de Weta para “El señor de los anillos” no solo son increíblemente detalladas sino que también son gigantescas. De ahí que decidieran llamarlas así (miniatures por bigatures, en inglés).

Minas Tirith, la capital de Gondor, en los libros se dice que se extiende 305 metros hacia el cielo. Su “bigature” midió 4 metros. Orthanc, el hogar del mago Saruman, fue tallado en una cera reflejante para dar el efecto del brillo de la obsidiana, y midió cerca de 1.5 metros. Grond, el martillo de asedio usando en la batalla final, delicadamente tallado con inscripciones de la lengua de Mordor, medía casi un metro de largo y fue hecho de placas de plomo. Era tóxico trabajar mucho tiempo cerca de él. Mientras que el refugio del Abismo de Helm, el escenario del clímax de “Las dos torres” midió cerca de 4 metros de largo y 1.5 metros de alto, pero tuvo que ser destruido por una explosión necesaria que podemos ver en la película durante la batalla.

Sin embargo, esto no es lo único que hizo este extraordinario taller. También crearon cotas de malla de tamaño natural a partir de pequeños aros de PVC para ser usadas tanto por los actores protagonistas como dobles y extras. Cerca de 12,5 millones de anillos fueron unidos y en total se usaron 7 millas de tubos de PVC.

Aunado a todo esto, el departamento también se encargó de la confección de armaduras, espadas, arcos, flechas, prótesis para las criaturas no-humanas, pelucas y de no ser porque la producción textil le pertenecía a Ngila Dickson y su equipo, probablemente también lo hubieran realizado.

Dada la exigencia de Peter Jackson por hacer que todo pareciera más realista, el diseño y el esfuerzo se concentraron también en crear personalidades, unificar reinos, avejentar armaduras y oxidar espadas. En fin, un nivel de detalle verdaderamente impresionante.

Bien merecidos tuvieron entonces sus tres premios de la Academia a Mejores Efectos Visuales por cada una de las tres películas, encabezando una larga lista de premios, tanto como la misma lista de objetos producidos por ellos.
“King Kong” (2005), “Avatar” (2009) y por supuesto, la trilogía que los hizo regresar a la tierra media, ”El Hobbit” (2012-2014) también les hicieron acreedores de más galardone y menciones.

Su trabajo más reciente en producciones como “Mad Max: Fury Road”, “El origen del planeta de los simios” y próximamente “Ghost in the shell” demuestran que después de treinta años aún tienen mucho para dar. Con Weta Digital (creada gracias al éxito de “El señor de los anillos”) se expandieron hacia el mundo de los efectos por computadora y considerando que su nombre fue tomado del de un grillo endémico de Nueva Zelanda, Weta ha llegado muy alto.

El dato

-A 30 años de su génesis, la compañía de efectos especiales ha recibido numerosos premios por su trabajo, incluyendo las trilogías de ‘El Señor de los Anillos’ y “El Hobbit”, además de otras superproducciones como “Mad Max: Fury Road” y “Avatar”.

-El taller también participó en la creación del Museo Nacional de Nueva Zelanda “Te Papa” en donde se muestran escenas de la historia local.