Vuelve ‘Narcos’ más violenta

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Vuelve ‘Narcos’ más violenta

La historia de Pablo Escobar todavía da tela para cortar. Y si se termina (como terminó en la vida real), Netflix no tiene problemas para continuarla. Total, el tema del narcotráfico latinoamericano y la necesidad de Estados Unidos de meterse en los problemas ajenos son y seguirán siendo una fuente de sangrienta inspiración.

Todos sabemos cómo concluyó la vida de Escobar, así que la duda latente consistía en apostar cuánto tiempo alargaría Netflix la trama de “Narcos”, la exitosa serie sobre el narcotraficante colombiano que la semana pasada inició su segunda temporada. Les digo, no existen limitaciones en el negocio. ¿Y qué nos ofrece ahora el sitio de streaming? Por lo pronto, dos cosas: una segunda entrega más sanguinaria y palpitante, y una promesa de una continuación diluida en un promo de 30 segundos que nos revela una grata sorpresa –al menos a los mexicanos–: Damián Alcázar podría cobrar relevancia en la tercera temporada de “Narcos” con su interpretación del narcotraficante líder del Cártel de Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela, “El ajedrecista”. 

Así que habrá que esperar un giro singular e interesante el año entrante. Ahora mismo estoy terminando la segunda temporada y lo admito, me pareció mejor la primera. Es el mismo punto: los gringos continúan a la caza de Escobar en Medellín, mientras los enemigos de este se multiplican y el gobierno colombiano intensifica también su búsqueda. Escobar está por caer.

Realmente, la trama que nos relata “Narcos” es tan atrayente en términos históricos, como aterradora en relación con la ficción. Los mexicanos podemos comprender claramente este caso porque hemos vivido acontecimientos similares y por lo mismo, también, vemos este proyecto como algo más que una simple serie de televisión entretenida. Es para nosotros lo que para los sobrevivientes de la Segunda Guerra mundial fueron en su momento, quizá, las primeras películas sobre el conflicto bélico. Nos identificamos y sufrimos con esta identificación. No nos provoca solamente una amena distracción, sino también nos irrita, nos contagia una angustia real con algunas de sus fuertes escenas.

Y es que esta segunda temporada es más descarnada, violenta y brutal. Es una violencia en algunas ocasiones sugerida (en otras bastante gráfica), quizá inteligente, pero bastante escalofriante. Por lo demás, la serie continúa haciendo eco de las buenas actuaciones (Wagner Moura, despreciado por el Emmy este año, ahora habla un español casi perfecto) y de un guion bien estructurado que nos explica cómo se fueron entretejiendo los hilos de este enmarañado combate contra el crimen organizado que experimentó Colombia en la década de los ochenta.

Los que tengan hígado para soportar más historias sobre narcotráfico, síganle la pista. Creo que los datos histórico al menos lo valen, aunque recuerden que Estados Unidos nos cuenta una versión muy suya de la historia. Y a ver que nos deparan las próximas dos temporadas

Mi calificación: 75 de 100. Mi Twitter: @CalladitaR