La polarización generada por AMLO para gobernar un país de “buenos” contra “malos” ha dividido México en dos bandos: 

Los morenistas contra el resto del País.

El proceso electoral es reflejo de esa realidad. Mientras los morenistas se atrincheran con sus partidos satélites: Fuerza por México, Partido Encuentro Solidario y Redes Sociales Progresistas; la oposición –PRI, PAN, PRD– intercambia siglas e ideologías para unificarse de manera pragmática y derrotar a la 4T.

Desde esa mescolanza partidista emerge “el voto útil” para arrebatarle el Congreso a Morena y la mayoría de las gubernaturas en juego. Este voto es tan pragmático como sus progenitores de oposición, porque “se emite a favor de una opción que, aun no siendo la preferida, tiene mayores posibilidades de derrotar a otra cuyo triunfo no se desea”. 

Su votante objetivo está –mayormente–entre las clases medias y altas que seguramente se pregunta: “¿cómo calcular la utilidad de mi voto en una vorágine electoral de 300 candidatos en pugna por una diputación federal? Sin hablar de los candidatos por las 15 gubernaturas o de los 21 mil 368 cargos restantes en disputa a nivel municipal”.

La oposición a la 4T ha generado aplicaciones o posts en redes sociales para facilitar esa tarea monumental. También, ha inundado esas mismas redes de encuestas –entre patito y serias– y declaraciones de candidatos que avalan las mismas para posicionarse ante el electorado y torcer la voluntad electoral de las personas interesadas en optimizar el impacto de su voto contra Morena.  

Sin embargo, de seguir así, el resultado del 6 de junio sería el contrario, porque este “voto útil” tan fragmentado dividiría la oposición y terminaría por favorecer a Morena.

De esta manera, el voto útil sería inútil por la rebatinga de los candidatos de oposición que privilegian sus intereses personales sobre el objetivo común: evitar que Morena gane la mayoría del Congreso y las gubernaturas.

¿Cómo evitar la inutilidad de nuestro voto? Escuchemos de manera marginal las encuestas y declaraciones de candidatos en redes sociales. Ubiquemos la tendencia histórica de las votaciones en nuestra ciudad o estado. Precisemos la eficacia y eficiencia de la estructura electoral de los partidos en contienda para ganar elecciones. Y liguemos el papel y el liderazgo del Gobernador estatal con su partido y el candidato que elijamos.

No nos equivoquemos. Nuestro “voto útil” cuenta hoy más que nunca. Porque el futuro del País está en juego.