Votaciones y cordura

Usted está aquí

Votaciones y cordura

Ilustración: Alejandro Medina

Es sorprendente que ninguno de los que desean ser alcalde de Saltillo tenga una idea clara y realista del dificilísimo problema del transporte

La contienda electoral continúa y tiende a endurecerse cuando faltan pocos días para la gran cita con las urnas. Algunos de los candidatos han empleado no pocas artimañas contra sus adversarios señalando actuaciones que implican la bajeza de aquel o aquella contrincante que más les preocupa. Pocos candidatos han evitado caer en tales métodos, que casi siempre se vuelven contra sí mismos.

Todavía estamos esperando que el Instituto Nacional Electoral muestre algún mínimo decoro exigiendo a los candidatos respetar las reglas que fueron establecidas por esa institución (por el Congreso de la Unión) y por el clamor de los ciudadanos. Un ejemplo: son muy pocos los que han presentado un informe de sus bienes y los de sus cónyuges. Los que aspiran a la gubernatura ya lo hicieron, pero los que desean ser alcaldes o diputados se han negado, ¿tendrán algún guardadito que no piensan mostrar por si acaso ganan la contienda? Todos están obligados por cuestión de ética política. Hay candidatos del PRI, del PAN, de Morena o del Partido Joven que no quieren cumplir con una práctica que se ha estado empujando desde todos los sitios (ONG, asociaciones culturales, la prensa, grupos religiosos…) La negativa a declarar sus bienes tiene implicaciones de orden racional de lo más sencillo: en caso de acceder al poder podrán acrecentar sus bienes de manera sustancial sin que se les puede mostrar un “enriquecimiento inexplicable”, puesto que alegarán que ya eran ricos de abolengo. Todos pueden preguntarse si están escondiendo algo. Un ejemplo sencillo: Humberto Moreira ha acusado a varios medios, a algunos partidos y a personas de que lo han ofendido, mancillado, acusado sin datos ciertos. Muy sencillo: si nos dice cuántas casas tiene, ranchos, bodegas, vehículos y cuentas (en México y en el extranjero) nos callará la boca y evitará que se siga especulando sobre fortunas suyas y de sus familiares.

Pero esto debemos exigírselos a todos, de cualquier partido, para asegurar “piso parejo”. ¿Acaso está disparejo?, claro que sí, el INE tiene reglas de hule y una manga ancha en la que caben todas las anomalías previsibles. La presidenta tiene comunicaciones especiales con candidatos priístas.

Vuelvo a insistir en que no veo mucha consistencia en los planteamientos de un buen número de candidatos. Es sorprendente que ninguno de los que desean ser alcalde de Saltillo tenga una idea clara y realista del dificilísimo problema del transporte. Creo que es uno de los más graves y que afecta a un mayor número de saltillenses (raomosarizpenses y arteaguenses), y precisamente a los más frágiles. El transporte público tiene un diseño que debe haber sido pensado por un loco o por los que sacan beneficios gigantescos del mismo. Una ama de casa debe tomar varios autobuses para llegar de su casa al supermercado o al Seguro Social, un estudiante tiene que descender en una parada de la cual debe caminar un largo trecho para ir a su escuela o a su hogar. La clase obrera ya no tiene tantos problemas porque gracias a la lucha por la mano de obra las grandes empresas proveen de transporte a sus trabajadores. En cambio, los obreros de las pequeñas industrias sufren el maltrato de las famosas “combis”. Una de mis alumnas llegó a clase sucia, con el pantalón roto y una rodilla sangrando: el chofer de la combi arrancó mientras ella descendía (y no se detuvo a pesar de que varias señoras le gritaron).

La posibilidad de imponer a los mejores candidatos en cada uno de los puestos se advierte difícil, pero tenemos esta oportunidad y no podemos desperdiciarla. Deja de estarte quejando si no participas. Por lo que sabemos (y sabemos muy poco) hay posibilidades de derrotar al partido que se ha adueñado de todos los espacios. No se trata nada más de emitir el voto, sino de alentar a quienes te rodean a pensar en el futuro de sus propios hijos y nietos. Para cambiar el País tenemos que empezar por lo más cercano: el Municipio, luego el Congreso y en seguida la gubernatura… y en el 2018 cambiar de rumbo. En esta ocasión hay que votar por tres espacios políticos. Es ahora o nunca.