Volver al futuro

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Volver al futuro

Y el futuro finalmente llegó. Hace 36 años mi querido amigo Guillermo Pastor López Narro, “Pato” para quienes lo queremos, me dijo: “¿Ya viste la película Volver al Futuro?” Y es que un día como hoy, pero de 1985 se estrenó este filme. Yo la vi en el desaparecido cine Studio 42 donde Marty McFly y el doctor Emmet Brown, quebrantaron la teoría de la “Conjetura de protección de la cronología” de Stephen Hawking que sostiene que los viajes en el tiempo son imposibles.

Protagonizada por Michael J. Fox y Christopher Lloyd, estas películas literalmente nos dieron un vistazo al futuro, lo que fue posible gracias a dos grandes del cine, Steven Spielberg y Robert Zemeckis, los genios creadores que, con “Volver al Futuro”, dieron pie a una de las trilogías cinematográficas más exitosas de la historia; un fenómeno cultural y hasta musical con Huey Lewis & The News tocando la banda Sonora de la película, que hoy aún se escucha.

En “Volver al Futuro”, pudimos ver el desarrollo de efectos especiales e ideas innovadoras como patinetas y autos voladores, videollamadas, tabletas electrónicas, videojuegos interactivos y tenis autoajustables. Muchas de estas ideas, han sido puestas en práctica y hoy, gracias a la innovación y el desarrollo tecnológico, son una realidad. Ahí están las videollamadas y lo que Microsoft ha hecho con Xbox.

Por eso hoy, podemos hacernos la pregunta: ¿Nuestro futuro en el año 2021 es mejor que el pasado de 1985?

Sé que hemos tenido un espíritu de avance tecnológico pionero, casado con una fuente de nostalgia por tiempos que en apariencia parecían ser más simples. Y es que a veces reconstruimos una versión de nuestro pasado en donde todo nos era más simple. La sensación de que no solo fue mejor, sino que las predicciones que hicimos para el futuro, también fueron mejores de lo que en realidad se convirtió nuestro presente. Se trata del “Síndrome de la Edad de Oro”, la idea errónea de que otra época es mejor que la que ahora vivimos. Añoramos los días cuando vivíamos un tiempo prodigioso, de diversión y libertad apenas sin preocupaciones; días magníficos en que vivimos la vida con arrojo.

Pero dejando de lado la nostalgia, hoy el progreso puede medirse de diferentes maneras, como puede ser la esperanza de vida, la libertad y los gobiernos democráticos, así como las guerras y la violencia. También podría medirse en términos de avances tecnológicos que nos ahorran tiempo, nos han vuelto más eficientes, y han hecho la vida más fácil.

No olvidemos que hace 36 años, en el año 1985, nuestro País y el mundo vivían en plena guerra fría, y con la posibilidad latente de que los Estados Unidos de América y la desaparecida Unión Soviética iniciaran una nueva guerra mundial. Se trataba de una época más oscura, con ausencia o pocas libertades y en donde los cambios democráticos eran imposibles siquiera de imaginar, de derechos humanos mejor ni hablar, no existían.

Eran años en que contaminábamos sin ninguna preocupación y donde la sobrepoblación y los conflictos étnicos- religiosos y otros problemas ni siquiera se discutían. Tiempos en que la mortalidad infantil era cosa de todos los días y enfermedades como la polio aún no había sido erradicada.

Suelo ser muy negativo respecto a nuestro destino como especie. Pero lo que no se puede negar es que el futuro nos ha regalado los avances científicos y tecnológicos más sorprendentes de la historia: misiones a Marte, telecomunicaciones y tecnologías de la información, robótica, biotecnología, medicina avanzada salvando y procurando una mejor calidad de vida, bibliotecas y el mayor conocimiento de la historia disponible para todos. Lo que hagamos con todo esto, será solo decisión nuestra.

Recuerde que el futuro no es fijo, que nuestros destinos aún pueden modificarse de alguna manera, es el núcleo del continuo espacio-tiempo como se describe en “Volver al futuro”. Hoy puedo confirmar que 36 años después, he visto al futuro convertirse en historia. Que el tiempo nos ha enseñado que para prevenir un futuro que no deseamos, solo queda trabajar hoy. El gran inventor estadounidense Benjamín Franklin no lo podía describir mejor cuando dijo: “Un hoy vale por dos mañanas”. Hagámoslo para aspirar a “Volver al Futuro”.