Volatilidad súbita... ¿inestabilidad permanente?
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Volatilidad súbita... ¿inestabilidad permanente?
Los mercados financieros son la actividad de oferta y demanda de activos en moneda o en documentos de valor económico, de tal manera que acuden a éstos los corporativos e inversionistas con enormes excedentes de capital en búsqueda de mejores rendimientos; no son una nebulosa que ronda las bolsas del mundo.
Así se presentan situaciones económicas y/o políticas que generan expectativas positivas o negativas, de ahí la especulación y los movimientos de capitales de país a país, tanto en las bolsas de valores como en ahorro bancario, apreciando o depreciando monedas.
En efecto, las políticas proteccionistas y de estímulo fiscal que recientemente se han aprobado e inician su instrumentación en Estados Unidos en principio han generado expectativas positivas de crecimiento económico y de rendimiento de activos financieros, sin embargo también eventualmente se presentan repentinamente perspectivas de riesgo.
La reducción del impuesto corporativo de 35 a 21 por ciento sobre ganancias –a reserva de impuestos estatales- atraerá inversiones directas que previsiblemente generen empleo en la Unión Americana, mejor aún con un modesto crecimiento económico por encima del 2 por ciento en los dos últimos años.
Pero también existe un eventual crecimiento de precios por incremento en demanda agregada, por esto la Reserva Federal incrementó la tasa de interés en diciembre pasado de 1.25 a 1.50 por ciento para contener la inflación, lo que afecta negativamente los esquemas de crédito, desde consumo hasta hipotecario. Esto tiende a contener la dinámica económica. Inclusive, la FED ha anunciado incrementos periódicos en el costo del dinero en este año 2018.
Por otro lado, si se prospecta que tendencialmente la reducción impositiva dinamizará y acelerará la economía y por ende crecerán los montos de recaudación tanto por consumo –demanda agregada- como por utilidades –oferta agregada-, inicialmente se reducirán los ingresos del gobierno estadounidense y por tanto crecerá el nivel de endeudamiento para ejercer sus funciones, lo que puede de facto incrementar la liquidez y a su vez la presión inflacionaria… así más incrementos a la tasa de interés. De círculo virtuoso, la economía estadounidense cae en un círculo vicioso.
Si a lo anterior se añaden las sinuosas y difíciles negociaciones de la semana pasada entre demócratas y republicanos por el presupuesto anual del gobierno –que se estableció en 400 mil millones de dólares- la situación negativamente se complicó aún más.
Estas perspectivas las analizan los inversionistas –o sus asesores- en el ámbito especulativo y de ahí la reciente caída del índice Dow Jones en la bolsa de Nueva York en 5.2 puntos porcentuales acumulados en una semana (del 5 al 9 de febrero), lo que arrastró las bolsas de China y Japón en promedio 2.5 por ciento, las europeas en promedio 2.4 por ciento, las de América Latina en 1.7 por ciento y la Bolsa Mexicana de Valores en esos días acumuló pérdida por casi 5 por ciento (inclusive en tres empresas la reducción promedio fue –17 por ciento). Las bolsas del grupo Asia-Pacífico no resintieron en gran medida la caída, inclusive tuvieron mínimos incrementos, probablemente por la fortaleza que eventualmente demuestran en avances del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) sin Estados Unidos.
El tipo de cambio peso-dólar se depreció pero no de manera drástica, por la influencia de la elevada tasa de interés que incluso el 8 de febrero el Banco de México la incremento de 7.25 a 7.50 por ciento, con previsibles futuros incrementos, para contener la inflación y la propia depreciación del peso, lo que negativamente encarece el crédito e induce a menos inversión directa nacional.
Lo anterior es especulación pura que mueve enormes cantidades de capitales que se estiman en riesgo en más de un billón de dólares; volatilidad súbita que se presenta cada vez con más frecuencia. La economía mundial aún no se recupera de la crisis del 2008, inclusive se observa que inestabilidad permanente, como condición inherente del capitalismo en sus contradicciones.