'A volar' Aeroméxico; Saltillo sin vuelos
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'A volar' Aeroméxico; Saltillo sin vuelos
El aeropuerto de Ramos Arizpe ya no tiene vuelos comerciales. La única aerolínea que había canceló sus vuelos a Saltillo.
Al conocerse el hecho se presentaron dos tipos de reacciones: la burla en forma de memes y comentarios irónicos. La otra, un poco menos seria, hace referencia a que nos afecta por un incremento en los costos y tiempos de traslado. “Definitivamente nos quitan competitividad”, también el tiempo perdido nos hace menos productivos.
“El aeropuerto de Ramos oferta turbosina 50 por ciento más cara que el costo promedio nacional, y que tiene una tarifa de uso 61 por ciento mayor que la de otras terminales administradas por Gobierno”.
Está claro que esto encarece los vuelos, y por tanto disminuye la demanda de los mismos, y por supuesto, ante esos costos los viajeros optan por irse a Monterrey.
La cercanía con dicha ciudad no es la causa de fondo por la que no tenemos vuelos; el encarecer la turbosina sí lo es. La explicación fácil y cómoda es echarle la culpa a la aerolínea y a Monterrey, además, Servicios Estatales Aeroportuarios (SEA), que controla el Aeropuerto Internacional Plan de Guadalupe, tiene una Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA) de 340 pesos por usuario, cuando Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), del Gobierno Federal, maneja una de 210 pesos en promedio dentro de las 18 terminales que administra en el país.
La aerolínea es privada y como tal cuida sus costos, no está obligada a pagar caro, lo aprendieron después de que varias aerolíneas han quebrado. No se le puede obligar a perder dinero; sus tarifas eran caras, porque sus costos se los encareció el Gobierno. El afectado es el pasajero.
Es obvio que el problema es el Gobierno. El mismo Gobierno que invirtió una buena cantidad de nuestros impuestos, supuestamente 170 millones, para modernizar el aeropuerto, y ahora los pasajeros no pueden disfrutar de él.
El análisis superficial de la iniciativa privada consistió en hacerle bullying a la aerolínea, cero crítica al Gobierno.
La otra reacción, aunque de burla, fue un poco mas allá: “Rento local amplísimo para fiestas, bodas, posadas, 15 años y convenciones. (Teléfono del Aeropuerto de Ramos.)”.
Las criticas lo más amable que dijeron es que la ciudad es un rancho, sin embargo, esta crítica no pasa de algunos memes y comentarios de relajo.
Cero acciones para remediar algo que sabemos nos afecta, le quitamos la seriedad a los asuntos. Es parte de la idiosincrasia mexicana: evadimos el compromiso, desplazamos la atención hacia otro lado.
“Se rechaza la conducta requerida por un valor”, es decir, no le exigimos al Gobierno, nos evadimos. Todo queda en unas risas, una atmósfera de desorden que autodestruye.
Una actitud contraria a defender los valores que están en la conciencia. Se bloquea toda seriedad para dar paso al relajo. Así lo observó Jorge Portilla, en su ensayo “El relajo”, condición existencial del pueblo mexicano, si no de todo, en su mayoría.