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Vivienda adecuada: un derecho, no mercancía
“La vivienda tiene que verse como un derecho y no como una mercancía”, puntualizó la directora general de la Comisión Nacional de Vivienda, Edna Vega, durante su participaron ayer en el Foro Internacional para la Vivienda Adecuada y la Urbanización Sostenible.
Y aseveró que esta es una obligación del Estado mexicano.
La vivienda adecuada está reconocida como un derecho desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. No es sólo un espacio con techo para refugiarse, sino que tiene siete componentes fundamentales para el desarrollo de la vida personal y social.
En teoría, suena estupendo, pero la realidad mexicana nos obliga a reflexionar sobre lo que constructoras y encargados de los programas de vivienda han hecho con esto al grado de convertir el hogar en un problema.
“El enfoque del derecho humano en México no había sido considerado de manera sustancial”, comentó la especialista.
El tema de este panel fue “Vivienda adecuada, comunidades y ciudades sostenibles”, y participaron también Claudia Blanco, de la fundación Salvadoreña de Desarrollo y Vivienda Mínima (FUNDASAL), y Carlos Estrada Casarín, profesor del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente de Guadalajara (ITESO) y miembro fundador de Ocupa tu Ciudad A.C.
En cuanto al tamaño de una casa ideal, la especialista aclaró que depende de las necesidades del individuo o la familia y que se trata de no establecer un mínimo universal.
¿Qué debe tener?
- Seguridad de la tenencia: protección jurídica contra desalojos.
- Disponibilidad de servicios: agua, luz, gas, entre otros.
- Asequibilidad: costo que no supere el 30 por ciento del ingreso mensual.
- Habitabilidad: seguridad y protección física.
- Accesibilidad: diseño que facilite la vida de grupos desfavorecidos, como personas con discapacidad.
- Ubicación: que ofrezca oportunidades de empleo cerca, escuela, a diferencia de las construcciones en las periferias de la ciudad.
- Adecuación cultural: no hay viviendas universales, se tienen que respetar la expresión cultural y las necesidades del lugar.