CDMX.- En una celda apenas un poco más grande que una cama matrimonial pasa los días el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, en el área de Ingresos del Reclusorio Preventivo Varonil Norte. 

El exmandatario juega cartas con Xueliang Huang, el único imputado con el que ha querido convivir, pero éste apenas habla español y regularmente sólo le responde sonriente con un “sí”.

Duarte de Ochoa usa el uniforme beige de los internos; en las tardes cuando la temperatura sube en el reclusorio permanece con pantalón y camiseta blanca sin mangas, que dejan ver su robusta figura. 

El despliegue de recursos y personal con el que se manejó en el estado de Veracruz entre el 1 de diciembre de 2010 y el 12 de octubre de 2016, se reduce a una celda de 2.5 por 1.5 metros.

El exmandatario vive en la zona aislada que en lugar de barrotes tiene una gruesa puerta de metal que le evita el contacto con los otros imputados. 

La primera de esas celdas es ocupada por los dos custodios asignados a la vigilancia de sus huéspedes.

A diferencia de la de su compañero, la celda de Duarte mantiene un orden casi matemático entre botellas de especias, otra más de aceite, una parrilla eléctrica, trastes, un juego de jenga y otro de rummy con los que el exmandatario se entretiene.