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Vitrificación de óvulos, la revolución maternal
La vitrificación de óvulos, considerada una de las técnicas con mayor índice de eficacia en la preservación de la maternidad, ha supuesto un avance notable en el desarrollo de la reproducción asistida, pero sigue siendo desconocida para muchas personas.
En un principio este tratamiento se desarrolló para las mujeres que veían peligrar su opción de ser madres por motivos de enfermedad, como las afectadas por los efectos secundarios de tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia y la radioterapia, que pueden producir daños irreversibles en los óvulos, informan desde Clínicas Eva (www.evafertilityclinics.es).
Según este centro especializado en tratamientos de fertilidad, esta técnica se utiliza cada vez más por motivos socioculturales, por ejemplo aquellas mujeres con una gran implicación en puestos de responsabilidad en las empresas o que tienen dificultad para hallar una pareja estable, y a las que la vitrificación posibilita posponer su maternidad hasta el momento que consideren más adecuado.
Uno de los puntos fuertes de este procedimiento, según la doctora Isabel Santillán, directora médica de Clínicas Eva, es que “ofrece un mayor índice de probabilidad de librar al futuro hijo de males hereditarios, gracias a tratamientos complementarios como el diagnóstico genético preimplantacional o DGP”.
“A medida que avanza la edad de la mujer, el porcentaje de óvulos genéticamente anómalos que produce es mayor. A partir de los 40 años, más de un 50 por ciento de los óvulos estarán alterados”, explica la doctora Santillán a Efe.
“Por el contrario, si la mujer vitrifica sus óvulos entre los 20 y los 30 años, la mayoría de estas células sexuales femeninas estarán sanas. Esta condición se mantiene con la vitrificación, de modo que, si cuando tenga 45 quisiera utilizar sus óvulos vitrificados, la mayoría continuarían estando sanos. Es decir, tendría la calidad ovocitaria de cuando era más joven”, añade.
“Al vitrificar los óvulos conservan su misma calidad y características hasta el momento que la mujer decida ser madre, ofreciendo la tranquilidad de tener hijos saludables”, recalca.
“La DGP es un estudio genético de los embriones antes de transferirlos, que permite discriminar los sanos de los afectados.
Para poder utilizar óvulos vitrificados hay que hacer una fecundación in vitro de dichos óvulos. Al fertilizarlos se generarían embriones y se les podría hacer un DGP antes de la transferencia, asegurando un bebé libre de alteraciones cromosómicas”, destaca esta experta.
MADRES A PESAR DE LAS ENFERMEDADES
“De la vitrificación de ovocitos por razones médicas se pueden beneficiar especialmente las mujeres diagnosticadas de cáncer u otras enfermedades, cuyo tratamiento destruya la reserva ovárica. Del DGP, se beneficiarían aquellas familias donde existen enfermedades hereditarias”, indica está ginecóloga a Efe.
La doctora Santillán explica que las mujeres afectadas por endometriosis (aparición de tejido endometrial fuera del útero), enfermedades del colágeno (artritis y lupus, entre otras) y algunas dolencias del sistema autoinmune, así como aquellas a quienes ha sido extirpado un ovario, pueden someterse con garantía de éxito a una vitrificación de óvulos.
“El proceso de vitrificación -explica la ginecóloga- consiste en estimular la producción de óvulos y, una vez que los tenemos, extraerlos mediante una punción indolora y rápida y trasladarlos al laboratorio para conservarlos”.
Los óvulos se mantienen en nitrógeno líquido, tras ser sumergidos súbitamente a una temperatura de -196 grados centígrados y, de esta manera, “se evita la creación de cristales de hielo, responsables del daño en las estructuras celulares de los óvulos, que pueden mantenerse congelados indefinidamente hasta el momento que se decida utilizarlos”, señala Santillán.
“El ovocito u óvulo es muy sensible y resiste mal la congelación convencional porque la formación de cristales de hielo producen daño intracelular”, profundiza.
Según Santillán, este problema ha sido resuelto con la vitrificación, que es una técnica de congelación ultrarrápida que produce una solidificación del contenido intracelular sin formación de cristales, consiguiendo evitar el daño celular y preservar la fertilidad con muy buenas tasas de éxito.
“Lo ideal es realizar este procedimiento entre los 20 y los 30 años porque la calidad ovocitaria es mejor, a los 35 comienza a disminuir la producción de óvulos y a partir de los 40 la calidad empeora significativamente, por lo que se suele considerar como edad límite”, de acuerdo a la doctora Santillán.
MAYOR LIBERTAD PARA LA MUJER
“La incorporación de la mujer al mundo laboral y la necesidad de una mayor preparación para el trabajo hace que la edad de la maternidad se tenga que retrasar necesariamente”, señala a Efe la ginecóloga Isabel Santillán.
Para Santillán, el primer gran avance para afrontar esta situación fue la estandarización de métodos anticonceptivos, es decir, que la mujer pudiera decidir cuando no ser madre y “ahora, la vitrificación de ovocitos le permite decidir el momento más adecuado para tener hijos y poder encajar la maternidad con su carrera profesional”, enfatiza.
Según la ginecóloga, el perfil o retrato-robot de la mujer que suele recurrir a la vitrificación por razones no médicas, es el de “una mujer independiente con carrera profesional y cargos de responsabilidad”.
“Suelen ser mujeres previsoras que no quieren negarse la posibilidad de ser madres en el futuro, que pretenden utilizar los medios que la medicina pone a su alcance para equiparar las oportunidades personales y profesionales con las que tiene el hombre, eliminando barreras biológicas”, concluye Santillán.
DESTACADOS:
-- “Al vitrificar los óvulos conservan su misma calidad y características hasta el momento que la mujer decida ser madre, ofreciendo la tranquilidad de tener hijos saludables”, explica a Efe la doctora Isabel Santillán, directora médica de Clínicas Eva.
-- Según Santillán, el perfil de quien recurre a la vitrificación por razones no médicas, suele ser el de “una mujer independiente y previsora, con carrera profesional y cargos de responsabilidad, que no quiere negarse la posibilidad de ser madres en el futuro"
-- “El proceso de vitrificación, consiste en estimular la producción de óvulos y conservarlos en nitrógeno líquido, tras ser sumergidos súbitamente a una temperatura de -196º C, evitando que se formen cristales de hielo”, señala esta ginecóloga.