En un momento de silenciosa reflexión, Trump se acercó a la pared, apoyó su mano en ella e introdujo una nota en su interior, como es tradición entre los fieles.

El Presidente tenía la cabeza cubierta con una kipá. Su visita al Muro de los Lamentos fue precedida por una gran controversia, pues un funcionario estadounidense dijo a las autoridades israelíes durante su planificación que el lugar sagrado era "parte de la Ribera Occidental", en lugar de territorio israelí.

Dicho comentario, así como la posterior negativa del Gobierno de Trump a decir que el muro es parte de Israel, enfureció a los funcionarios de ese país.

"El muro es parte de Jerusalén", dijo hoy el Secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, cuando se le preguntó sobre el tema.

La polémica reabrió un viejo debate sobre el estatus de Jerusalén, el tema más espinoso del proceso de paz israelí-palestino.

El muro está ubicado en la Ciudad Viaje de Jerusalén, capturada por Israel durante la Guerra de los Seis Días de 1967. Los territorios anexados no son reconocidos por la comunidad internacional como parte de Israel.Los israelíes ven a Jerusalén como su eterna e individida capital. Pero los palestinos reclaman la parte oriental de Jerusalén, incluyendo el sitio del muro, como la capital de su futuro Estado.

Estados Unidos y otras naciones no reconocen la soberanía de Israel sobre la Ciudad Vieja y el Monte del Templo, donde se encuentran el muro y la mezquita Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado del Islam.

Trump está en una visita de dos días a Israel. Hoy visitó la Iglesia del Santo Sepulcro, que contiene la tumba de Jesús, según la tradición.

Con información de medios