Violencia sexual, la preocupante alza

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Violencia sexual, la preocupante alza

Ante este escenario estadístico, vale la pena preguntarse: ¿qué está pasando en los hogares coahuilenses para que cada vez se vuelva más común este tipo de denuncias?

De acuerdo con estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SENSP), en Coahuila, los delitos sexuales han tenido un preocupante aumento, llegando al grado de estar en la racha más grave de la que se tenga memoria.

Las autoridades federales, con datos entregados por la Fiscalía General del Estado de Coahuila, actualizaron ayer las cifras delictivas al mes de marzo, con lo que se pudo conocer cómo las denuncias por agresiones sexuales han avanzado a un paso acelerado.

Durante el último mes, en promedio se reportaron al día 4.49 denuncias por delitos sexuales, una cifra que representa el triple de lo que se denunciaba en 2015, el primer año en que se instrumentó la actual metodología.

Este incremento en la entidad no va de la mano con las cifras a nivel nacional, ya que mientras en la entidad, estos delitos han aumentado 44 por ciento en comparación con el primer trimestre de 2020, a nivel nacional se registra un alza de solo el 5.38 por ciento.

Ante este escenario estadístico, vale la pena preguntarse: ¿qué está pasando en los hogares coahuilenses para que cada vez se vuelva más común este tipo de denuncias? Y sobre todo, ¿qué se está haciendo para combatir y reducir estos índices?

Como ya se ha dicho en este espacio, una sola víctima de este delito es demasiado. Y si asumimos lo anterior como cierto, una víctima al día constituye una monstruosidad.

Ante ello, resulta obligado cuestionar cuáles son las estrategias que las instituciones públicas –de la mano con la sociedad- han diseñado e implementado para lograr su abatimiento.

Si bien desde el Congreso se ha tenido un bueno inicio con endurecer las penas en contra de los agresores sexuales, principalmente quienes se aprovechan de menores, la coerción del castigo no parece ser el único vehículo que lleve a abatir estos índices delictivos.

También es esencial poner lupa al actuar de las autoridades en materia de políticas públicas para prevenir este tipo de delitos y si éstas están dando realmente los resultados esperados, pues al menos las estadísticas indican que, por el contrario, se requiere replantear el plan para atacar la problemática.

Lo cierto es que, aunque desde distintos frentes se observa un esfuerzo real por disminuir la tasa de delitos sexuales, en los últimos años parece ser insuficiente.

Todos aspiramos a vivir en una sociedad donde nos sintamos seguros, no solo en las calles, sino también en nuestros hogares.

Por lo que esta alza en los delitos sexuales debe ser considerada como una oportunidad para reflexionar e impulsar estrategias que lleven a la ruta de reducir los índices.

Y también como sociedad, que nos detengamos en repensar, ¿qué estamos haciendo mal para que haya integrantes que decidan saciar sus instintos sexuales en contra de la voluntad de otro?

Lo que sí sería imperdonable es que hagamos como que nada está pasando en nuestra entidad. Porque las cifras dicen que algo delicado está pasando.