Vino: Consérvalo como un tesoro

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Vino: Consérvalo como un tesoro

El olfato es esencial en el mundo de los vinos. Es importante que el vino tenga muy buena intensidad, que aun cuando lo alejes de la nariz puedas percibir su aroma. Fotos: Especial
Para mantener el vino en óptimas condiciones necesitas tener un lugar adecuado, ya sea una cava o una cantina

Lo primero que tienes que saber es que los vinos blancos, rosados o tintos sin barrica es mejor no guardarlos mucho tiempo porque su curva de vida es más limitada que aquéllos que estuvieron en una barrica; puedes corroborar la añada y la crianza en la información que está en la etiqueta.

De los que sí se pueden conservar, de acuerdo con los expertos en vinos, hay variedades de uva más apropiadas, como Cabernet sauvignon, algunos Merlot, Malbec y Nebbiolo.

De acuerdo con el sommelier Pedro Poncelis, cuando no se tiene una cava profesional se puede utilizar, provisionalmente, la caja de cartón o de madera en la que vienen las botellas, pues funcionan como aislante térmico; también puede servir un estante fresco sin luz. Las botellas de vino deben guardarse siempre de manera horizontal para que el líquido esté en contacto con el corcho.

Hay dos tipos básicos de cava, las de servicio y las de guarda. Las primeras son para mantener los vinos a la temperatura adecuada, antes de abrirlos. De éstas existen las llamadas termoeléctricas o las de compresor. De preferencia se deben mantener en ambientes internos y no muy cálidos para que su funcionamiento sea óptimo.

Las de guarda son para mantener la temperatura y la humedad ideales para conservar los vinos en buenas condiciones durante mucho tiempo. En este caso se debe utilizar una cava de compresor, de preferencia multi-temperatura. El diseño de la mayoría de las cavas permite que guardes desde cuatro, hasta 30 botellas, dependiendo del espacio con el que cuentes.

Cómo elegir buen vino

Ante una vasta oferta de etiquetas de vino, elegir el mejor parece una tarea maratónica o sólo para expertos. Cientos de preguntas vienen a la cabeza cuando uno se encuentra frente a un anaquel o una cava. ¿Por dónde empezar? ¿Debo leer la etiqueta? ¿Es necesario probar el vino? ¿Cuándo es importante el año de la cosecha? ¿Me arriesgo por uno nuevo? ¿Joven o añejo? ¿Tinto o blanco? ¿Qué tal marida con los platillos? ¿Qué indica el color del vino? ¿Qué grado de alcohol?

Es por ello, que ante tanta duda e infinidad de opciones, checa estas sencillas claves para elegir el mejor vino y así garantizar que la botella que lleves sea la mejor opción. 

1. Conoce tus gustos. Dedica tiempo a conocer lo que te gusta. Quizás exista un vino de extraordinaria calidad, pero si no es de tu estilo no lo disfrutarás. ¿Blanco? ¿Rosado? ¿Tinto? ¿Espumoso? Una vez elegido alguno de estos, analiza las características de cada uno. Decide si te gustan afrutados, más estructurados, jóvenes o de barrica y sobre eso podrás darte cuenta hacia dónde dirigir tu búsqueda.

2. Elige un vino según la ocasión. Existe un tipo de vino para cada ocasión. Toma en cuenta el clima y la hora en la que lo tomarás. Si se trata de un clima caluroso y húmedo, lo mejor será elegir un blanco, espumoso o rosado. Si se trata de una cena en un sitio fresco, la mejor opción podría ser un tinto. 

3. No te fijes en el precio. Ni el más caro es el mejor, ni el más accesible es malo. Selecciona en base al resto de sus características y por último descarta por precio.

4. Lee la etiqueta. En ella encuentras la información básica para considerar o descartar un vino: tipo, variedad, región y cosecha. Define la región o la uva que prefieres, ahí podrás descartar muchas opciones. Elige si te gustan con mezcla o una sola uva. Si te gusta una sola, busca los varietales. Luego, considera si lo prefieres con notas de madera o mejor un vino joven. Cuando se trata de uno joven, busca añadas recientes pues estos son los que no tienen barrica y por lo tanto, tampoco notas a madera. Con los vinos blancos y rosados también busca cosechas recientes, especialmente cuando se trata de encontrar notas afrutadas y frescas. En el caso de los tintos, puede haber más énfasis en las cosechas, unos cinco años está bien.

5. Observa. ¿Cuál es su color? Analiza la variedad, intensidad, brillo y transparencia del vino. Si es intenso, su color debe ser profundo. Si es más fresco, brilla más. Un vino que tiene colores rojizos está en perfectas condiciones. Si tiene un color ladrillo o café, es un vino en declive. Con los blancos busca que su color sea oro y no marrón. No quieres que tenga notas oxidadas.

6. Examina el cuerpo. El grado de alcohol en un vino determina su cuerpo, puede ser ligero o con cuerpo. Hasta un 10.5% de contenido de alcohol, indica que su cuerpo es ligero. De 10.5% hasta los 12.5% se trata de un cuerpo medio y pasando los 12.5% es un vino con cuerpo. 

7. Entiende su sabor. Distingue si lo primero que te llega a la boca es agradable o no. Debe existir un equilibrio entre el alcohol, la acidez (característica que permite que destaquen los sabores de la comida. Destaca los matices de frutas, hierbas y especias. Analiza también la textura en tu boca, busca que sea amable. 8Considera también la longitud del vino, que es el tiempo que los sabores y el aroma continúan incluso después de pasar el vino por la garganta. Cuanto más tiempo, mejor. Estos elementos son referencia de su calidad.

8. Elige según los platillos. Busca que el cuerpo del vino empate con el cuerpo y peso del platillo; es decir, si el platillo es grasoso, acompáñalo con vinos con cuerpo. Si es ligero, busca vinos con poco cuerpo. 

Vino y comida

¿Te resulta a veces complicado conocer qué vino elegir para determinadas comidas? Conoce qué tipo de vinos son los que mejor armonizan con determinados platillos.

1. ¿Con qué vinos armoniza los mariscos?
Con sabores yodados (finos, manzanillas, blancos jóvenes secos y frescos con cierta acidez). Las ostras van muy bien con vinos espumosos secos. Con el pulpo tintos jóvenes poco tánicos y con cierta acidez.

2. ¿Con qué vinos armoniza el pescado?
Para el lenguado y el rodaballo en elaboraciones sencillas, blancos frutales y aromáticos. Con salsas basándose en la mantequilla: Chardonnay, Verdejo, Viura, fermentados en barrica. Si los pescados van elaborados con limón o naranja, con Riesling o algún Muscat seco. El salmón con vinos tintos jóvenes e incluso de maceración carbónica.

3. ¿Con qué vinos armonizan las ensaladas y verduras?
Las salsas picantes, los berros, espárragos, alcachofas, huevos y vinagre afectan y deforman el sabor del vino. Por lo tanto si tienes una ensalada con las características anteriores, lo mejor es optar por el agua o porque no, una Manzanilla o un Fino del marco de Jerez.

4. ¿Con qué vinos armonizan los arroces y pastas?
Habitualmente cuando aparecen verduras, salsas de tomate y plantas aromáticas la tendencia es hacia los rosados o tintos ligeros en el caso de las paellas, arroces o pastas marineros precisan de blancos ligeros aromáticos y frutales.

5. ¿Con qué vinos armonizan las carnes blancas?
En el caso de la ternera asada elige vinos blancos potentes como el Chardonnay pasando por la fermentación en barrica a tintos jóvenes ligeros o bien tintos de crianza con un tanino muy pulido. Para el cerdo puedes optar por los Viura riojanos o el Riesling o bien tintos jóvenes como los Mencia de Galicia.

6. ¿Con qué vinos armonizan las carnes rojas?
Con los estofados de carne van bien los tintos. En elaboraciones más simples a la parrilla o asadas, los más ligeros con cierta crianza. 

Vinos y quesos la combinación

Para maridar quesos maduros podrás optar por vinos más robustos.

La pretensión de la armonía vino-queso es la de conseguir que ambos elementos combinen bien, que se logre, entre los dos un equilibrio de sabores que sean armónicos. Esta combinación normalmente, no es justa ya que existen muchísimos vinos y variadísimos quesos y no todos van bien con todo.

Al igual que existen una serie de armonías afortunadas como el caviar-vodka o el foie-gras-sauternes, el vino es el acompañamiento ideal del queso y tiene una historia de siglos. Las bases en las que se fundamenta una buena armonía de este ultimo tipo son varias.

En las armonías de vino y queso depende de la materia prima con la que está elaborado el queso: si es de leche de vaca, cabra, oveja, de mezclas, de búfala, etc., del sistema de elaboración especifico (coagulación, pasta prensada no cocida, corteza lavada, enmohecido interno) y, además, depende de la maduración (edad) que tenga.

En el caso del vino, es preciso detallar la variedad con la que está elaborado, lo que da lugar a diferentes tipos de vino y a diversas formas de elaboración (jóvenes, vinos de guarda, vinos naturalmente dulces, vinos dulces naturales, generosos, etc.).

Los quesos azules se asocian con tintos robustos y estructurados y no demasiados tánicos, también con los vinos de licor (Sauternes, Vendimias tardías, PX, Oportos, Banyuls, Maury, etc.). Los quesos de cabra con los vinos blancos secos y afrutados. Los quesos de pasta blanda y corteza enmohecida se pueden acompañar desde blancos estructurados con cierta acidez a tintos jóvenes ligeros y frescos.