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Vik Muniz llega a Marco
Vik Muniz (Sao Paulo, Brasil, 1961) además de ser uno de los artistas contemporáneos más reconocidos en el mundo, es también un maestro. En una charla que ofreció el pasado miércoles a los alumnos de la EAP y otras escuelas de Nuevo León, previo a la inauguración de su retrospectiva, relató sus experiencias formativas y las ideas que son la base de su producción entera.
“¿Cómo es que terminé aquí en este escenario?” El artista comenzó la conferencia preguntándose y relatando las situaciones que lo han llevado a este punto de su vida. Su primer recuerdo es de cuando tenía cuatro años, sentado en un sofá verde o gris, con su abuela enseñándole a leer de la manera en que ella había aprendido, identificando palabras enteras.
Este método, aclara, le provocó una dislexia que le dificultó sus primeros años escolares, pues su aprendizaje se desarrollaba de manera netamente visual. No podía leer diferentes tipos de tipografías ni entender letras individuales, y cuando se requería que tomara apuntes, dibujaba.
Para los doce o trece años, no recordaba con certeza, el director de su escuela lo hizo participar en un concurso de dibujo en el que resultó ganador y fue acreedor de una beca para estudiar pintura y dibujo en una academia de arte.
Ya siendo un adulto trabajó en una agencia publicitaria que lo premió con un “reconocimiento pequeñito de plexiglas” por un estudio que realizó, y ayudó a mejorar la manera en que los espectaculares funcionaban en Sao Paulo.
A la salida del evento de premiación, se encontró con una disputa entre dos hombres y al querer intervenir, el hombre al que ayudaba le disparó por error en la pierna. Para evitar que Vik levantara cargos en su contra le dio una buena suma de dinero, que utilizó para viajar a Chicago, donde su carrera comenzó a crecer.
El fotógrafo se refirió a una curiosa alegoría para expresar la base de su obra. “Un chiste se va construyendo para atraer la atención a un solo punto,” dijo mientras hacía el ademán de ir construyendo una torre de cubos, “vas colocando las piezas necesarias y creas una historia ordinaria, hasta que llega el punto en el que quitas algo de abajo, fundamental, y todo se viene abajo”.
Sus piezas siguen más o menos la misma lógica y al observarlas uno encuentra, además de la increíble habilidad plástica para realizar tales imágenes, una cierta comicidad, un juego.
Él construye estas obras a partir de materiales inusuales y se apoya en gran medida en las formas básicas de la pintura y el dibujo, el punto, la línea y el área, para engañar al espectador e invitarlo a intentar descifrar la pregunta que plaga la mente de cualquiera que se encuentra frente a una de sus fotografías: ¿Cómo lo hizo?
La presentación ayudó a los asistentes a comprender mejor y de primera mano la retrospectiva que tuvieron el privlegio de ver esa misma noche, antes que cualquier otra persona. La mayor parte de las piezas fueron explicadas por el propio Vik, quien se daba el lujo de hacer reír a su audiencia o enternecerlos con las anécdotas relacionadas a cada proyecto.
La serie “Sugar Children”, que está expuesta en la primera sala, fue el renacimiento de la obra de Muniz en un momento de crisis financiera. Los retratos de los niños, sonrientes todos, hijos de trabajadores de los cañaverales, expresan para él una felicidad natural e inocente que muchos perdemos con la edad. El material acompaña este concepto. El azúcar con el que fueron dibujados volvía a estos pequeños en literales “dulces niños”.
“Pictures of Chocolate”, una de sus más populares series, recrea imágenes conocidas en un medio efímero e inusual para el arte tradicional. Al respecto mencionó que no es tan sencillo como parece. Hay que mantener un nivel de calidad en la creación. Para realizarlas, él practicó al pintar con jarabe de chocolate hasta que pudiera obtener un resultado adecuado y rápido, y que al momento de tomar la fotografía éste aún tuviera la cualidad brillante del jarabe recién vertido.
Vik, probablemente por motivos de tiempo, dejó un poco de lado la explicación de su serie “Pictures of Garbage”, y en cambio nos invitó a ver el documental que siguió el desarrollo del proyecto en Jardim Gramacho, el basurero más grande de Brasil, y que fue nominado al Oscar por mejor documental en 2010. Y en efecto, para quien ha visto el documental sería ya redundante que él explicara lo que resulta tan claro en las grabaciones.
Los esfuerzos que el artista y su equipo realizaron en este basurero cambiaron la dinámica de trabajo de Muniz, quien ahora involucró a los sujetos de sus retratos en la creación de los mismos. Los recolectores, protagonistas de estas “obras de basura”, recibieron no solo la oportunidad de pertenecer a un proyecto artístico de estas magnitudes, sino que también resultaron beneficiados de las ventas de las fotografías que sus pinturas proporcionaron.
Quizá crear imágenes con azúcar, chocolate, basura o con la aglomeración de hilos de algodón resulten ya suficientemente inusuales. El brasileño fue un paso más allá cuando, en una colaboración con el Instituto Tecnológico de Massachussets, realizó las series “Colonies” y “Sand Castles”.
En el primero aprendió a hacer que grupos de células y cultivos de bacterias se comportaran de la manera adecuada para realizar bellos y coloridos patrones, que bajo una inspección más cercana revelan incluso el núcleo de éstas y la naturaleza del material utilizado.
“Sand Castles”, por su parte, es también una obra de niveles microscópicos. Con ayuda de un dispositivo, Vik logró dibujar sobre la superficie de granos de arena algunos de los castillos más icónicos del mundo, entre ellos Neuschwanstein, jugando con el término “castillo de arena” como solo él lo sabe hacer.
También en la exposición resaltan sus collages. “Postcards from Nowhere” utiliza tarjetas postales para crear con ella imágenes de los paisajes más sorprendentes de ciudades como París, Rio de Janeiro, Sao Paulo o Nueva York, con Torres Gemelas incluídas.
“Album” explora la misma técnica, pero esta vez son fotografías de muchas personas las que forman la imagen de alguien más.
La retrospectiva “Vik Muniz” estará en MARCO del 10 de marzo al 11 de junio de 2017 y es una oportunidad imperdible, pues como él mismo lo dijo, la obra de Vik Muniz debe ser apreciada en una pared, en las dimensiones que él imaginó para ella.
La experiencia es muy diferente a verla en Internet o en un libro y el público saltillense tiene ahora la ocasión de poder observarla en persona.