Vida Yovanovich: El castigo más allá del encierro

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Vida Yovanovich: El castigo más allá del encierro

La fotógrafa cubana charló con VANGUARDIA sobre el duro paso de la mujer por el sistema judicial mexicano y su experiencia tras convivir con ellas en las cárceles por años

En su proyecto “27 años, 8 meses, 14 días”, la fotógrafa Vida Yovanovich exploró durante 10 años como el encierro penitenciario es como una maldición que cae sobre las mujeres como tres dagas filosas: la condena de la justicia, el juicio de la sociedad y el abandono de su familia.

Este ensayo fotográfico podrá apreciarse a partir de las 20:00 horas de hoy, pues con la muestra de la fotógrafa se da a inicio a la serie de eventos festivos por los 12 años de Casa Purcell con la vocación de centro cultural.

Aquí, Vida muestra cómo habitó distintas cárceles femeniles del país, encontrando a través de sus habitantes las extremas diferencias entre las distintas prisiones de centro, sur y norte), así como las injusticias del sistema judicial mexicano y el desgaste tan físico y emocional plagado de historias de violencia y abuso. 

En ellas, pudo conocer la historia de mujeres que se inculparon para que su marido fuera libre, confiando en que después él les ayudaría pero sólo las abandonaron, o la de aquellas que trataron de ingresar drogas al penal para sus esposos y quedaron condenadas recibiendo a cambio nada más que un “estás bien pendeja”. 

Para su ensayo fotográfico, la artista visitó cárceles nacionales.

“Yo salí enojada. Enojada con el sistema, enojada con la injusticia, enojada con la diferencia en el trato a la mujer y el hombre por su familia básicamente. Tu vas a un reclusorio el día de visita y la cola para ver a los hombres daba vuelta a la manzana y la cola para ver a las mujeres era de 4 personas”, dijo Yovanovich en entrevista para VANGUARDIA en pleno montaje de su exposición.

Cuando por casualidad consiguió el permiso para entrar a la primera cárcel, ella ya venía con la experiencia de “Cárcel de los sueños”, donde convivió con mujeres abandonadas en asilos y en donde le aseguraron que aquello era muy similar a estar en prisión; llegar a las verdaderas cárceles le abrió los ojos a cosas impensables. 

“Los maridos de las mujeres que han cometido algún delito en general no regresan, se llevan a los hijos y hay mujeres que vuelven a empezar su vida… Creo que yo no podría, no podría imaginarme tener otros hijos sin estar viendo en estos les imágenes de los primeros que ya no voy a volver a ver porque mi marido se los llevó lejos”, asegura Vida. 

Parte vital de los proyectos de la fotógrafa, es su propia inmersión en la situación por la que atraviesan las mujeres que observa más como compañeras que como objetos de estudio, visión que considera esencial para llegar a lo más profundo.

Antes de tomar las fotos, Vida platicaba y conocía a sus modelos.

“Irónicamente, trato de entrar lo más desapercibida posible, que es un poco difícil con mi altura, mi pelo y mi cara. No llegué con una cámara colgada, sino con unos pantalones bien aguados y en una de las bolsas llevaba yo una camarita y una grabadora de este tamaño” dijo mientras explicaba las dimensiones apenas extendiendo sus dedos índice y pulgar derechos.

Esto ya que tras el fortunio increíble de conseguir el acceso a las cárceles, faltaba entrar en un sitio más complejo: la confianza de ellas. 

“Fui acercándome primero como persona, les preguntaba por qué estaban ahí y que era lo que querían, ellas también me lo iban preguntando y yo les decía cómo era y si no me dejaban fotografiar no lo hacía, porque yo no estoy a la caza de las imágenes, ellas te las dan, y también las historias”. 

Desde siempre, el trabajo de la fotógrafa ha sido una espiral llena de casualidades con proyectos que la han preparado para los siguientes y en los que la mujer se ha vuelto uno de sus temas principales junto con el encierro, destacando sus terribles particularidades. 

“Me he abocado al trabajo con las mujeres, pero creo que los hombres tampoco lo tienen fácil. Lo que sucede es que ellos cuando menos tienen el apoyo de su familia y es una parte muy importante, porque a la mujer la castiga la ley, la sociedad y su familia inmediata”, señala. 

Yovanovich asegura que las mujeres criminales sufren más que los hombres.

Reconoce que durante los últimos 10 años, las cosas han mejorado gracias a la intervención de Derechos Humanos, por ejemplo, aunque no estaría segura de cuánto ha sido así porque la mujer encarcelada sigue siendo subyugada de manera injustificada. 

“Yo haría que las historias de vida fueran tomadas en cuenta a la hora de dar sentencia. Y sí, ellas tienen que pagar su sentencia, uno no puede andar matando gente, pero hay muchas cosas que tendrían que tomarse en cuenta antes”, aseguró.

Esto pensando en testimonios como el de una mujer que recibió 35 años de condena tras una vida aguantando maltratos de su esposo hasta que un día se defendió y lo mató, o meter a una mujer en la cárcel por haber traficado con 500 gramos de marihuana, cuando no sabe ni hablar español, viene de la sierra de Chiapas y a cambio le prometieron 500 pesos que nunca había visto juntos en su vida. 

Aunque considera que el arte es un sirviente para mover las conciencias, no se consideraría a ella ni a su trabajo feminista, pues para ella es un movimiento que tuvo una buena base pero ahora está fraccionada. 

“Trabajo temas de mujer porque es casualmente lo que se empezó a dar, los que hacemos algún tipo de arte tenemos que ser congruentes y yo como mujer me dedico a este asunto. Trabajarlas a través de lo que hago es mi propia manera de poder decir lo que no me gusta”, finalizó Vida. 

La fotógrafa cubana charló con VANGUARDIA sobre el duro paso de la mujer por el sistema judicial mexicano y su experiencia tras convivir con ellas en las cárceles por años

El dato
> Vida fue homenajeada en el Fotocoahuila 2016. 
> El pasado diciembre ofreció un taller introspectivo a fotógrafos saltillenses en Casa Purcell. 
> Espera volver en próximos meses a exponer una nueva muestra. 

¡No te lo pierdas!
“27 años, 8 meses y 14 días”
Fecha: 7 de marzo 
Lugar: Casa Purcell 
Hora: 20:00 horas
Entrada libre