Víctima de violencia familiar recomienda pedir ayuda

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Víctima de violencia familiar recomienda pedir ayuda

‘Herencia’. La violencia contra la mujer llega a verse como algo normal luego de que las agresiones suceden con tal frecuencia que los hijos reproducen fielmente el patrón. ANA LUISA CASAS
Nancy narra el infierno que vivió al lado de su pareja; agresiones que su hijo ya empezaba a aplicar a sus compañeras de estudio

Nancy N conoció a Hugo N desde los 17 años, cuando comenzó a prohibirle usar faldas o escotes durante su noviazgo. Más tarde concibieron a su único hijo y Nancy accedió a casarse.

Sin embargo, el control de su pareja o las agresiones cada vez eran más fuertes. Nancy llegó a vestir la ropa de Hugo para ir a la tienda, ser condicionada en sus estudios y soportar los golpes a puño cerrado cuando el macho se emborrachaba. Como su madre había soportado lo mismo por años, Nancy pensó que así era el matrimonio.

Fue cuando su pequeño comenzó a agredir a sus compañeras del jardín de niños que decidió alejarse por completo de su pareja. “Yo no quiero heredar eso a mi hijo, que sea un hombre así”, dejando atrás las agresiones, peligro y control que Hugo ejercía sobre ella. 

La directora del colegio en el que estaba, la canalizó a la Fundación Nuevas Opciones de Vida, donde ambos recibieron apoyo psicológico y legal.

“Creo que eso me impulsó a tomar ayuda para él y para mí, porque él había presenciado cuando su padre me golpeaba y también pensó que así debía ser, algo que al mismo tiempo aprendí con él”, comentó Nancy de ahora 26 años, tras casi 8 años de asumir las agresiones de su pareja como algo que debía soportar.

“‘Está tomado, mañana no se va a acordar, pobrecito, no sabe lo que hace, perdónalo, era el patrón de su madre’, eso y de irlo a buscar cuando andaba drogado o tomado, a medianoche aún con amenazas de aborto”, recuerda Nancy sobre su sumisión ante las agresiones físicas y psicológicas.

“Yo ni siquiera sabía que si te hacen el amor a la fuerza es una violación aunque sea tu esposo, como yo vivía con él y con su mamá y ella también normalizaba que fuera así, me quedé a vivir con él, pasando peligros cuando estuve embarazada”, recuerda Nancy, también licenciada en Psicología, carrera que además la hizo “despertar de esa cruda realidad en la que vivía pensando que no había más o que así tenían que ser las cosas”, expresó.

Hay menos probabilidades de denunciar cuando la víctima vive encerrada con su agresor”.
Patricia Moreno, titular de la Unif.

Ahora sé que todo es parte de una estructura social, de cómo permitimos que esto no termine, continúe en manos de nuestros hijos y que fue heredado por nuestros padres, por eso yo sí estoy muy interesada en que mi hijo crezca de una forma diferente y sepa que a las mujeres, ni a nadie, puede agredir. Que la violencia no es algo normal.

PANDEMIA, CÓMPLICE DE AGRESORES

Aunque solo el 24 por ciento de las llamadas recibidas en la Unidad de Integración Familiar —Unif—, es decir, mil 170 incidencias de las 7 mil 168 reportadas de marzo a octubre de 2020 correspondieron a llamadas de auxilio por violencia hacia mujeres en manos de sus parejas.

La titular de la dependencia, Patricia Moreno, consideró que la baja en la estadística no se debe a que la situación haya cambiado, sino que hay menos mujeres dispuestas a salir de casa o denunciar ante las condiciones a las que somete la pandemia tales como el desempleo, el confinamiento o la imposibilidad de denunciar a su agresor, quien está al pendiente de ellas las 24 horas.

“No podemos estimar algo concreto, porque nunca se había tenido la variante de la emergencia sanitaria, quizá haya un repunte terminando el confinamiento o quizá no, pero cabe la posibilidad de que hay menos probabilidades de denunciar cuando la víctima vive encerrada con su agresor”, comentó.