Ven mejora mundial vía equidad de género

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Ven mejora mundial vía equidad de género

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Los salarios realmente equitativos podrían representar una fuente de crecimiento, si las mujeres jugaran un papel igual al de los hombres en la economía daría un impulso mundial de hasta 28 billones de dólares en el 2025: I.G. McKinsey
Utilizando estimaciones conservadoras, el trabajo no remunerado realizado por las mujeres es igual a 10 billones de dólares de producción por año, una cantidad que es igual a 13% de la economía global

México, D.F.- Ante el creciente titubeo por la falta de una futura fuente de crecimiento económico mundial, donde Europa, Brasil y China, y por la frágil recuperación de Estados Unidos, podría haber una fuente de crecimiento que la “miopía” mundial evita ver. Un nuevo informe del Instituto Global McKinsey sostiene que la mejora de la perspectiva económica está del lado de las mujeres.

Si las mujeres jugaran un papel igual al de los hombres en la economía, esto impulsaría la economía mundial hasta en 28 billones de dólares en 2025, alrededor de una cuarta parte del PIB mundial, según McKinsey.

“Poniéndolo en perspectiva, es como agregar a otro EU y otro China a la economía mundial”, dijo.

Los autores reconocen que es muy poco probable que las mujeres serán totalmente iguales a los hombres de todo el mundo en tan sólo 10 años. También aceptan que hay grandes diferencias en sus ingresos en diferentes regiones (las mujeres en Medio Oriente y África del Norte están detrás de las mujeres en Norte América y Europa Occidental).

Así que también hay que examinar un menor (aunque existente) escenario ambicioso, en el que todos los países del mundo mejoran su desempeño para equipararse al país con mejor comportamiento en esa región —Chile en América Latina, España en Europa Occidental y Singapur en el Este y el Sudeste de Asia.

Este escenario sumaría 12 billones de dólares a la economía mundial en 2025 —el equivalente de añadir otro Japón, una Alemania y un Reino Unido.

El país que vería la mayor ganancia de estos cambios es la India, que ampliaría su economía en 60% en el primer escenario, en el que las mujeres son iguales a los hombres, y 16% en el segundo, donde las mujeres son iguales a los mejores. Según McKinsey, América Latina, China y África subsahariana también tendrían grandes ganancias.

En este momento, las mujeres constituyen la mitad de la población en edad de trabajar en el mundo, pero generan sólo 37% del PIB mundial oficial. En América del Norte, China, Europa del Este y en otros lugares, es 40 a 41%. Pero esa cifra cae hasta 17% en la India, 18% en el Medio Oriente y África del Norte, y 24% en Asia meridional, excluida la India, dice McKinsey.

¿Qué significa que las mujeres participen por igual a los hombres? Básicamente se reduce a tres cosas, dicen los investigadores: Tener suficientes mujeres en la fuerza de trabajo a tasas iguales, asegurándose de que están trabajando tantas horas como hacen los hombres, y lograr que sean tan productivas que éllos. Las mujeres tienden a tener una parte desproporcionada de salarios bajos, empleos de baja productividad —como trabajar en la agricultura de subsistencia en los países en desarrollo.

Alrededor del mundo, las mujeres tienen más probabilidades de estar desempleadas o hacer trabajo no remunerado que los hombres. McKinsey estima que las mujeres realizan 75% del trabajo no remunerado en el mundo, lo que incluye el cuidado de niños y ancianos, la cocina y la limpieza.

En Europa Occidental y América del Norte, la proporción es 60 a 70%.

Los investigadores también dicen que, utilizando estimaciones conservadoras, el trabajo no remunerado realizado por las mujeres es igual a 10 billones de dólares de producción por año, una cantidad que es igual a 13% de la economía global.

Para cerrar la brecha entre mujeres y hombres a nivel mundial, McKinsey dice que el mundo debe centrarse en cuatro áreas clave: la educación de las mujeres, asegurarse de que tengan acceso a los servicios financieros y al Internet, asegurar que tengan igualdad de protecciones ante la ley, y la reducción y compartición del trabajo no remunerado. 

Por El Economista