OAXACA, OAX.- Desde hace tres meses, la emergencia sanitaria que desencadenó la propagación de la enfermedad COVID-19 congeló los sectores productivos de Oaxaca. Para evitar contagios, el Gobierno exhortó a frenar actividades; sin embargo, para las familias dedicadas al campo, parar no fue una opción.

Esta realidad es compartida en México por al menos 5.5 millones de personas de 15 años o más ocupadas en actividades agrícolas, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de las cuales 56 por ciento son agricultores y 44 por ciento son trabajadores agrícolas de apoyo o jornaleros.

Las cifras señalan que Oaxaca, Veracruz, Michoacán y Puebla concentran 58.7 por ciento del total y Oaxaca en solitario aporta 9.1 por ciento.

Fue este panorama el que propició que proyectos como Puente a la Salud Comunitaria A.C. buscan mecanismos eficientes para evitar que se detuvieran las actividades de 91 productores del campo de las regiones de los Valles Centrales (37) y la Mixteca (54).

“Buscamos promover la soberanía alimentaria a través del cultivo agroecológico del amaranto y otras hortalizas, su transformación en fertilizantes orgánicos, así como productos derivados que se comercializan en un modelo de solidaridad económica”, expuso en entrevista Isa Azaria, directora de Desarrollo y Comunicaciones de Puente a la Salud Comunitaria.

En los últimos 17 años esta organización ha trabajado con más de 16 mil hombres, mujeres, niñas y niños para desarrollar metodologías y prácticas de colaboración “que apoyen la soberanía alimentaria en las comunidades rurales”, explicó.

La búsqueda de la sustentabilidad alimentaria a través del amaranto no es descabellada, si se considera que el Atlas Agroalimentario de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario Pesca y Acuacultura (Sedapa) indica que la producción estatal anual de este grano alcanza 107 toneladas, lo que representa 2.1 por ciento de la producción nacional y ubica a Oaxaca en el quinto lugar.

En la ciudad de Oaxaca, Isa ofreció su casa, ubicada en la Primera Etapa, para crear uno de los puntos de distribución, donde recibe hortalizas, huevos criollos y productos de amaranto. Cada semana se actualiza la lista de productos disponibles, que se distribuye entre los vecinos y se surte cada viernes a través de uno de los productores, quien entrega los pedidos con apego a las medidas sanitarias.