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Veinte muertos y más de cien heridos en Kabul
Entre los asistentes al funeral se encontraban altos funcionarios como el jefe del Gobierno, Abdulá Abdulá, y el ministro de Relaciones Exteriores, Salahuddin Rabbani, que resultaron ilesos. Ambos informaron en las redes sociales sobre su presencia en el lugar y que no resultaron heridos.
Sin embargo, el que sí resultó herido fue el ministro de Sanidad Pública, Ferozuddin Feroz, según informó un portavoz de su ministerio.
Las detonaciones se produjeron durante el entierro de Mohammad Salem Izedyar, hijo del vicepresidente primero del Senado. Salem y otras seis personas murieron el viernes cuando la policía abrió fuego contra una manifestación en protesta por el grave atentado que se produjo el miércoles en la capital.
La explosión del miércoles, una de las peores desde 2001, causó al menos 90 muertos y 460 heridos al estallar un camión de basura cargado de explosivos en la Zona Verde, el barrio diplomático y gubernamental de Kabul.
Abdulá compareció en televisión poco después de las explosiones y aseguró que se trató de tres atacantes suicidas que se mezclaron entre los asistentes al funeral. El presidente del país, Ashraf Ghani, condenó el "atroz" ataque y llamó al país a permanecer unido.
"Terroristas salvajes transformaron el funeral de nuestro hermano mártir Salem Izedyar en un campo de exterminio", escribió por su parte en Facebook el ministro de Exteriores, Rabbani.
Ningún grupo reivindicó por ahora los ataques de este sábado. Los talibanes negaron estar detrás de estas explosiones. Tampoco fue reivindicado el atentado del miércoles, aunque los servicios secretos afganos creen que detrás está la red Haqqani, un grupo insurgente que colabora estrechamente con los talibanes.
En total 117 personas murieron y 586 resultaron heridas en ataques ocurridos en Kabul en la última semana, una de las más sangrientas en la capital afgana.
Los atentados dirigidos contra funerales no son nuevos en Afganistán. En ocasiones, los atacantes matan deliberadamente alguna figura relevante para después atacar a otros líderes políticos durante su entierro. Así ocurrió en 2011, cuando los talibanes mataron a un hermano del entonces presidente, Hamid Karzai, y dos días después volvieron a atacar durante su entierro.
La situación en Afganistán empeoró notablemente desde la retirada en 2014 de la mayoría de las tropas internacionales. Los talibanes controlan actualmente el 11 por ciento del territorio del país, según informaciones militares estadounidenses. Desde principios de 2016 más de 760.000 civiles huyeron de sus hogares debido a la violencia.
Con información de Repubblica