Vacunas y muertes

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Vacunas y muertes

Acerca de la pandemia se han propuesto demasiadas teorías explicativas, y no me refiero a las emanadas de científicos, sino a las que circulan en los medios. Encuentro que una buena parte de quienes opinan vapulean a México y a su Gobierno Federal un día sí y otro también. Y yo lo hago, pero intento algo que recomiendo a mis alumnos: ante un documento histórico no intenten crear una teoría, aunque ese manuscrito sea excepcional; hay que crear serialidades (otros documentos) para poder opinar. Comparar, ese es el consejo.

A riesgo de críticas, expongo mi posición. México, Brasil y Estados Unidos (con la India) son los países que tienen más muertes por COVID-19. Nada más enterarse de cuántos se cuentan en España, Italia, Inglaterra y Francia se da uno cuenta que tenemos un empate. Sacando las cuentas del número de contagiados en esos países y el de decesos, estamos casi a la par, y aún mejor. Si México tiene dos millones y medio, España y el Reino Unido tienen más. Si repartimos los muertos entre la población total de cada país no estamos ni mejor ni peor.

Una circunstancia que nos acerca a Brasil y a Estados Unidos es la displicencia de los tres mandatarios: Trump, Bolsonaro y López Obrador. Este trío se caracteriza por su desprecio a las normas que ellos mismos intentaron imponer desde el poder. Ninguno portó el cubrebocas. ¿Por qué? Hay un significado sutil: ellos son “otra cosa”. Llegó el presidente de Argentina y en las ceremonias en que participó con el nuestro portó su cubrebocas. Era ridícula la diferencia. Aún el Papa, ahora en Irak, ha lucido su mascarilla, señal de que confía más en ese objeto de tela o plástico que en el Espíritu Santo. Y eso es bueno, porque Francisco hace mucha falta al mundo.

Observé que no han sido pocas las comunicadoras o también las diputadas y senadoras que han vuelto su atención a los países en que una mujer es la titular del ejecutivo y donde se ha controlado la pandemia. Es cierto, aunque no tanto: Angela Merkel, una mujer admirable en todo, no controló ni la enfermedad ni a su pueblo, al que se tiene como el más disciplinado. Alemania pasó de 6 mil muertos a 70 mil en meses. Una gran mujer no es una diosa en quien creer. Dentro de esa invocación de las cinco grandes mujeres, con lo que estoy de acuerdo, debemos comparar y estudiar serialidades para ser sensatos. ¿Nada más esos países han controlado el virus? Por supuesto que no. Paraguay, Uruguay, Cuba y veinte países más tienen menos muertos que los que presentan los comentaristas cuando mencionan países ricos: Finlandia, Suecia y demás. O sea que también naciones en que hay varones en el puesto más alto están saliendo adelante.

Claro que México está mal. Simplemente la señora Claudia Sheinbaum no ha podido dominar a los chilangos. Hacia la Ciudad de México han ido la mayor parte de los recursos, se han creado nuevos hospitales, tuvieron más respiradores, camas especiales y personal que toda la nación junta.

Opinar a partir de análisis ideológicos: muera López Obrador, vivan las mujeres, no es prudente. Por lo pronto, el número de enfermos desciende. Quienes ya contrajeron el virus están (aparentemente) inmunes; quienes se han vacunado (también aparentemente) lo están. Eso ayuda en mucho a la contención de la enfermedad. Añado algo: conozco personas que pasaron por el coronavirus y han estado donando plasma para otros. Esto es alentador, también ayudan a esa superación.

Los viejos, como yo, estamos esperando pacientemente que llegue la vacuna. Si logramos sobrevivir a la pandemia a lo largo de un año, todavía corremos peligro. No exijo nada, sólo espero a Godot, aunque Godot no llegue o llegue tarde.

Ha sido una diversión el ataque desmedido y mentiroso acerca de hechos que deberían ponernos a reflexionar sobre nuestros gobiernos (en plural): el federal, el estatal y el municipal, todos ellos se la pasan declarando cómo han controlado lo que sabemos incontrolable. Saltillo es un lugar en que se demuestra que sus habitantes somos anárquicos: fiestas y más fiestas, graduaciones, carnes asadas: el COVID nos vale madre. Buscar culpables divierte.