¿Vacaciones de espíritu?
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¿Vacaciones de espíritu?
Hace unos días escuché una reflexión que me pareció muy asertiva para esta semana. Ya que tenemos “aparentes vacaciones” pero no nos permitimos detenernos. Salimos de vacaciones pero salimos con el jefe en el teléfono, la ansiedad, la prisa, los pendientes, los problemas familiares… Es importante recordar que éste es un tiempo también para tomarnos unas vacaciones de espíritu, relajarnos, tranquilizarnos, estar en paz con uno mismo. Gaby Pérez Islas, tanatóloga, afirma que “Las vacaciones de espíritu no te las dan nunca, tienes que tomártelas. Y tenemos que hacer el alto porque vivimos a prisa, todo el tiempo con esta malvada prisa, que a veces ni nos damos cuenta de que es fin de semana. Todo es rapidito.”
Permitirme bajarle tres rayitas al acelere es también aprender a manejar mi propia ansiedad. No sabemos estar quietos, no sabemos estar en silencio, sabemos estar en el ruido. Mantener un estado constante de quietud es difícil, pues nos permite evadir todo lo que surge cuando nuestra mente esta quieta: miedos, exigencias, creencias, “debos”, “tengos”, los cuales me regresan a esa ansiedad del pasado y futuro y me impiden saborear el presente. No dedicamos tiempo a descansar, porque jamás hay tiempo. Siempre hay algo más urgente que lo importante y todo lo importante lo relegamos. ¿Cómo aprovechar unos días, o mi día de descanso a la semana para buscar mi paz? ¿Cómo purificar mi espíritu, el cuerpo y la mente? ¿Cómo reconectarme conmigo mismo? Recuerda que no tienes que salir de la ciudad, realizar una actividad o tener varios días de descanso. Busca un rato de tu día de descanso para implementar estas pequeñas herramientas.
•Despégate un poco del celular y conéctate con lo que sí estás.
•Permítete dedicar tiempo a eso que es importante para una persona que quieres.
•Recuerda que siempre lamentamos las ausencias, pero no contemplamos las presencias.
•Purificar tu espíritu.
•Busca comenzar tu día agradeciendo, meditando, orando, respirando.
•Encuentra cómo bajarle al estrés de alguna manera y subirle a la voluntad de ser feliz.
•Identifica ratos donde puedas estar en silencio o con música pero que te relaje.
•Antes de dormir busca crear un espacio de descanso y respirar como mínimo tres veces.
•Busca una actividad contigo.
•Y es que pocas veces sabemos estar con nosotros mismos. Nos da temor la soledad. ¿Qué tengo miedo de mirar o reconocer?
•Mindfulness- Atención consciente aquí y ahora.
•Cuando no puedas aquietar la mente, repite “Ahorita todo esta bien, ¿porqué no se estar ahorita? Intenta hacer un escaneo de cada parte de tu cuerpo ¿Qué te duele, que te pesa, que te requiere mayor atención?”
•Intenta en el descanso desconectarte un poco de los roles que desempeñas en la vida diaria. Hoy no vas a ser chofer de tus hijos, hoy van a comer en familia, hoy puedes tardarte más tiempo al bañarte.
•Para aprender a estar conmigo, debo dejar de hacer, para poder ser.
•Reconoce si estás en piloto automático, comiendo sin hambre, despiertos pero agotados.
•Ve hacia tu interior. Mirar qué te nace ¿Qué tengo ganas ahorita?
•¿De que tengo hambre? ¿De pasar tiempo con quien?
•Detenernos a escuchar.
•Meternos de niño a un juego.
•Llorar, reír, dejar que salgan las emociones.
•Personas significativas. Identifica las 5 personas que consideras que en este momento te aportan o te nutren. Es importante hacer una actualización de las personas significativas en este momento, ya que solemos quedarnos con la idea de quién fuimos, de las amigas de antaño. Pero en este momento de tu historia personal…
Es importante buscar esa vacación de espíritu para revisar ¿Cómo estoy yo? ¿Voy en el camino correcto? ¿Hacia dónde me muevo? ¿Estoy viviendo la vida que quiero vivir o la vida me esta viviendo? No necesitas dinero, recursos, más días de vacaciones, salirte de la ciudad. Necesitas tener un corazón dispuesto a querer mirar y a querer comprometerse a quererte y ponerte cómo prioridad. Recuerda que al buscar estar en equilibrio, todo lo que nos rodea se ve impactado en positivo.