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Usan espinacas en la lucha antiterrorista
Las espinacas pueden emplearse como detectores de explosivos, gracias al uso de un mecanismo de nanotecnología que envía una señal a un teléfono inteligente.
Se trata de la primera vez que se logra comunicación entre una planta y un teléfono, lo que ha abierto la puerta para emplear plantas como mecanismo de defensa y de identificación de amenazas terroristas, entre otros usos.
Investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) desarrollaron la tecnología, que emplea nanotubos de carbón.
Los nanotubos, de una diezmilésima del grosor de un cabello humano, se insertan en las hojas de espinaca, las cuales emiten una señal cuando detectan nitroaromáticos, los compuestos químicos usados en varios tipos de explosivos.
Los nanotubos facilitan a la espinaca la detección de esos compuestos en el aire o el agua subterránea.
Además, se aplica una solución con nanopartículas en las hojas y se colocan sensores en su parte interior (mesófilo), donde se realiza la fotosíntesis.
Para hacer la lectura de las señales de las hojas de espinaca, estas reciben una luz láser que hace que los nanotubos emitan una luz cercana al infrarojo.
Esa luz es detectada por una cámara infraroja conectada a una computadora Raspberry Pi, similar a las usadas en un teléfono inteligente, que envía un mensaje al teléfono alertando de la presencia y tamaño del explosivo.
Se trata de sensores químicos con los cuales se puede trabajar en espacios públicos e identificar potenciales amenazas terroristas, inclusive en eventos masivos, explicó Michael Strano, del MIT.
Las plantas son ideales para crear una red de detección que llegue al agua subterránea, además de que se reparan por sí mismas y se adoptan al medio ambiente, añadió a la Australian Broadcasting Corporation (ABC).
Ahora el alcance de la señal es de alrededor de un metro, pero ya se trabaja para aumentar esa distancia, añadió.
Agrega que las plantas podrían ser empleadas también para la detección de cambios en el medioambiente, por ejemplo sequías, cuya ocurrencia perciben mucho antes que un ser humano.
Los detalles de esta investigación se encuentran en el último número de Nature Materials.