Unidad sí, por la gente
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Unidad sí, por la gente
¿Cuántas veces tenemos que escuchar que los mexicanos somos violadores, que tenemos “enfermedades tremendamente infecciosas”, que somos secuestradores, delincuentes, narcotraficantes, abusivos, rateros y estafadores?
Llevamos desde 2015 escuchando de parte del ahora presidente de Estados Unidos incontables insultos, amenazas, burlas a la investidura presidencial, humillación tras humillación, sin consecuencia alguna.
Fuimos el centro de su estrategia electoral. En cada momento que abrió la boca para insultarnos, hacía crecer la ola de violencia en contra de los mexicanos, elevó la discriminación y el racismo contra los connacionales y, de manera escandalosa, comenzó la construcción de un muro con ladrillos de odio más grande del que amenazó con levantar en la frontera.
La respuesta de la sociedad civil, académicos, intelectuales, empresarios, fuerzas políticas de oposición, iglesia, cineastas, escritores, artistas, mujeres, hombres y jóvenes, ante estos ataques no se hizo esperar: rechazo absoluto y la defensa de nuestra dignidad.
Los mexicanos somos solidarios, lo sabemos, por eso nuestra respuesta frente al entonces candidato y ahora presidente de Estados Unidos no extrañó a nadie. Incluso el mundo fue solidario con México, alzando la voz para condenar la actitud de Trump.
Es por eso que a todos nos sorprendió la invitación que hizo el jefe del Ejecutivo al entonces candidato republicano. Es por eso, que todos los mexicanos rechazamos la actitud nada solidaria e insensible del gobierno. Es por eso que en su momento demandamos explicaciones. Todo el país exigió saber ¿por qué ayudar a levantar una campaña que iba a la baja? ¿Por qué invitar a quien lastimaba al pueblo de México? ¿Por qué permitir que se burlara de nosotros al llegar a su país y reiterar que pagaríamos el muro?
Su respuesta fue que la invitación se formuló pensando en una sola cosa, en México, con la intención de hacerle ver al entonces candidato Trump la relevancia que tenía nuestro país en la relación bilateral, y frente a cientos de jóvenes se afirmó que había cumplido su objetivo.
Ahora que es presidente de Estados Unidos, la realidad salta a la vista. Y a los mexicanos no nos sorprende, si constantemente recibimos insultos, ¿por qué como presidente tendría que ser diferente?
Nuestro gobierno debió prepararse para este escenario, debió ver lo que todos los mexicanos vimos, lo que por sentido común sucedería. Esto demuestra la lejanía que tiene con la gente y su falta de sensibilidad.
Dejaron de ver el México que todos vivimos.
Primero nos pidieron calma ante un escenario que se perfilaba de conflicto y crisis económica; dijeron que ninguna amenaza se cumpliría, pero se están cumpliendo una por una. Y, ahora, nos piden unidad.
No se puede dar unidad cuando no se ha escuchado a la gente, cuando no se piensa en los ciudadanos ni se trabaja en favor de todos los mexicanos.
La unidad que nos piden no debe ser en torno a una persona o a un partido. La unidad debe ser en torno a un proyecto integral, que proteja a todos los mexicanos, a los que están en el extranjero, migrantes que se fueron porque aquí no encontraron oportunidades para seguir creciendo, y a los que vivimos en México y que estamos a expensas de un modelo económico que está agotado.
Hoy México necesita unidad, es verdad y es urgente, pero también necesita conciencia y memoria.
Nosotros creemos en la unidad y vamos a cerrar filas con la gente. Atenderemos a una convocatoria que surja desde el Ejecutivo, no para “platicar” sino para contribuir a una verdadera estrategia que integre a la sociedad civil, academia, familiares de migrantes, representantes de mexicanos en Estados Unidos, fuerzas políticas, empresarios y expertos, con voluntad de cambiar el rumbo de nuestro país.