Una voz para quienes no pueden expresarse

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Una voz para quienes no pueden expresarse

Alivian con su presencia en todo momento. Gatos y perros, de los que se ha alcanzado un cierto grado de domesticación, tienen, eso sin duda, maneras de demostrar afecto por los humanos.

Los esperan, juegan con ellos y dependen de los humanos de forma importante. Fueron los humanos los que desearon traerlos consigo a su mundo y, de ser compañía, se convierten en aliados y compañeros en muy distintos momentos de la vida.

La llegada a casa es recibida con alborozo, con la algarabía de no haber visto a un ser querido en mucho tiempo, parecieran años. Pero en realidad, se les dejó por la mañana y se les vuelve a ver en la tarde, apenas una jornada.

De diferentes caracteres y diametralmente distintas personalidades, gatos y perros suelen proteger su territorio. Pero son los gatos los que más lo defienden, en lo general. Los perros buscan más la compañía, mientras que los gatos prefieren, anhelan, su libertad. Sin embargo, pueden en verdad llegar a sentirse parte de una familia.

Al personificarlos, la literatura y el cine juegan con estas formas de ser: “El Gato con Botas”, que es astuto e inteligente. En cambio “Hachiko”, que representa a uno real en Japón, el que hasta siempre esperará a su dueño.

La inteligencia y la astucia la encontraremos también en la cinta infantil que tantos éxitos tuvo, “Los Aristogatos”, así como la forma cómoda de vivir a la que pueden llegar a acostumbrarse en un ambiente amoroso. Un filme que en un sentido se adelantaba a la forma en que en el mundo entero se constituiría en un trato diferente hacia los animales, al igual que “La Dama y el Vagabundo”, donde se gestaba el ambiente de que ya ellos formaban parte de la familia.

Del cariño y el cuidado que se profesa en la actualidad hacia los animales que los humanos trajimos a nuestro mundo, a la ferocidad con que muchos seres inhumanos son capaces de infligirles:

Hace unos días se dio la noticia de un hombre que había matado a golpes de martillo a su cachorro, en Arteaga. Se le declaró culpable, pero la pena que recibió fue que durante un año diera un bulto de alimento mensual, además de abstenerse de tomar bebidas o estupefacientes.

Lo que era una buena oportunidad para castigar a los culpables de un delito de esta naturaleza, es apenas una simbólica sanción.

Resulta indispensable que las leyes se ajusten y vayan en concordancia con una realidad que cada vez más va en detrimento de la protección de los animales, que no tienen manera de defenderse ante las armas de los seres humanos de mala entraña.

Desgraciadamente, este mes de octubre se convierte en una fecha de calendario de riesgo para los felinos por las supercherías que aún mucha gente alimenta.

Indispensable que la ley se ponga del lado de aquellos que no tienen una voz para alzarla ante la crueldad humana, y que la de los protectores de animales sea ya escuchada.

AVASALLAMIENTO

En el filme “Clandestino en Chile”, del cineasta Miguel Littín, producido de manera valiente en plena dictadura del sanguinario Augusto Pinochet, hay una expresión que dimensiona el hecho de dejar de lado al Estado de Derecho que rige en la democracia: “Avasallar a la Constitución es avasallar al pueblo”.

La decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pese a su discurso a favor del pueblo, y las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, también pretextando al pueblo como el beneficiario de la realización de la consulta para juzgar a los expresidentes de México, en realidad lo que hicieron es avasallar a la Constitución y por ende avasallar al pueblo.

Habiendo delitos que perseguir, que se persigan. Para eso están los mecanismos y los aparatos de justicia. Romper con la Constitución, moldearla a modo, va ya en otro sentido.