Una visa para el país del Presidente

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Una visa para el país del Presidente

¿Dónde se compran los boletos de avión que nos lleven directo y sin escalas al idílico país en el que habita el presidente? ¿En qué punto del globo se ubica esa tierra impoluta que Andrés Manuel describe tan apasionadamente y a la que todos quisiéramos emigrar? En el utópico México del mandatario el pobre tiene acceso irrestricto a la justicia, la delincuencia ya no manda como antaño, no hay torturas, ni desapariciones, ni masacres, los Derechos Humanos se respetan plenamente y si alguien comete delitos, se le castiga inmediatamente, porque “ya no hay funcionarios como Genaro García Luna”. Más o menos en esa tónica (la misma, la de cambiar la realidad desde el discurso) discurrió el informe por el segundo año del gobierno cuartotransformador.

¿Y cómo llegó el mandatario? Con niveles de aprobación sumamente altos a pesar del desastroso manejo de la pandemia que con 65 mil muertos ha superado las proyecciones más catastrofistas del propio gobierno y pese al negro panorama económico. La caída del PIB a niveles récord de -18.7% en el segundo trimestre del año y el reconocimiento del secretario de Hacienda, Arturo Herrera, de que “ya no hay guardaditos” y, por ende, el margen de maniobra para 2021 será casi nulo, hacen augurar un cierre de año de auténtica pesadilla. De hecho, según las proyecciones del propio funcionario, la caída del PIB en este tan inolvidable 2020 sería del 7.4%, la más dura desde la crisis de 1932, que fue del 14%. En 2021 no habrá dinero para nada y habrá que ver cómo se conforma el presupuesto considerando además que los diputados, sacando el cobre de su baja estatura, han estado ocupadísimos chapulineando entre partidos para que les den las cuentas con la renovación de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.

Pero con todo y todo, el nivel de respaldo ciudadano hacia presidente no está tan vapuleado como la lógica podría hacer pensar. Según la encuesta de Buendía y Laredo para El Universal, López Obrador llegó a su segundo informe con 59% de aprobación. Y si bien está lejísimos del 85% que tenía en febrero de 2019, apenas al tercer mes de su mandato, hoy por hoy, a 20 meses en el poder, apenas un 8% lo reprueba de plano. Los que han crecido son los que ya caminaron al punto medio, y eso a veces es un primer paso hacia la descalificación: en febrero 2019 sólo un 9% se dijo neutral, sin aprobar ni desaprobar; ahora ese porcentaje se disparó al 28%.

Y hablando de indecisos, más que de neutrales, la identificación de la gente con Morena sigue alta: 22%. El PRI y el PAN siguen dando pena con apenas un 10% y el resto de partidos, todos combinados, apenas logran un 9%. Y lo que se ha dicho desde hace meses: los puntos que pierde Morena no los capitalizan los demás partidos, que para muchísima gente ya no representan opciones reales, más bien se están yendo hacia los indecisos, que ya alcanzan un 49%, así que los resultados de las elecciones de 2021 son sumamente complicados de anticipar.

Ahora, en el tema de seguridad: hace un año, en el marco del primer informe del presidente, se establecía por consenso que el reto urgente era reducir la violencia en el país. Casualmente agosto de 2019 había cerrado como el segundo mes con más homicidios, con 2 mil 469 víctimas, sólo por debajo de junio, que tuvo 2 mil 543. Para este año, también agosto cerró como el segundo mes más violento hasta ahora, con 2 mil 524 homicidios, por debajo de marzo, que acumuló 2 mil 585. Y si se le suma la pandemia y sus efectos socioeconómicos que podrían derivar en más delincuencia, una Guardia Nacional que no se consolida y el Ejército y la Marina enviados a los puertos y aduanas o a vender cachitos para la aberrante rifa-no-rifa del avión, estamos frente a un escenario más que dantesco.

Y, sin embargo, en el país del presidente todos los delitos, salvo el homicidio y la extorsión, han disminuido 30%. En el país del presidente, ahí donde ya no hay injusticias (pero donde al mismo tiempo la justicia, en lugar de ejercerse, se negocia a través de un circo electorero disfrazado de consulta para enjuiciar expresidentes), la corrupción permitió ahorros de 560 mil millones de pesos (qué, por cierto, quién sabe dónde están). En el país del presidente se pueden generar 2 millones de empleos de aquí a diciembre, aún cuando esa cifra nunca se haya alcanzado antes, y menos en un contexto de crisis económica. Ojalá que cuando nos podamos volver a movilizar libremente por el mundo se nos informe en qué oficina y con qué requisitos podemos ir a tramitar una visa para viajar, al menos unos días, a ese idílico país donde vive el presidente.