Una vida saludable exige un plan de acción

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Una vida saludable exige un plan de acción

Foto: Archivo
¿Cuál es el cambio que tiene que dar nuestra vida para que, de repente, queramos seguir a rajatabla hábitos saludables?

La médico del Consejo Superior de Deportes, África López-Illescas, explica que esto suele ocurrir cuando alguien ha tenido algún susto como, por ejemplo, un infarto o una analítica que nos muestra que tenemos el colesterol muy alto y se debe recurrir de inmediato con el doctor.

Sin embargo, siempre hay otro pequeño grupo de personas que tienen un día bueno y deciden estar más sanos y sentirse mejor. 

Para conseguirlo deciden hacer ejercicio de forma regular y mantener una alimentación equilibrada.

Según la doctora López-Illescas, estos cambios hacen que nuestro cerebro gaste mucha energía para generar los llamados circuitos de hábitos o de tareas.

A medida que las acciones deseadas se repiten tanto en el tiempo como en el espacio,y se incrementa su intensidad, se convierten en hábitos. 

De esta manera, conseguimos modificar los circuitos cerebrales.

A pesar de que los beneficios que se pueden alcanzar son muy buenos, fallamos a la hora de crearlos.

La doctora añade que además del gran esfuerzo que tiene que hacer el cerebro también se encuentra otra variable influyente: el miedo al cambio.

La experta explica que como no se trata de añadir un hábito, sino de sustituirlo por otro más saludable, se genera una sobreestimulación en una zona del cerebro llamada amígdala, lugar en el que se ubican las emociones básicas.

Además, hay que contar con las expectativas y los resultados con los que parte una persona que se inicia en este proceso.

Cuando una persona no consigue sus objetivos en cuanto a lo cotidiano de su vida, genera un gran sentimiento de culpa, que lo lleva a hacerse preguntas como: ¿Por qué no soy capaz de dejar de fumar? ¿Por qué cuando salgo a correr no aguanto más de 10 minutos? ¿Podré dejar de ingerir tanta comida basura?

Claro que se pueden cambiar estas conductas pero no hay que permitir que se genere el enfado y reproche hacia uno mismo.

Según la doctora, si forjamos una decepción produciremos una incapacidad para un nuevo intento en el futuro.


Además, unida a esta decepción se generan también reacciones de tipo físico : contracturas musculares, dolor, alteración de la frecuencia cardíaca, de la piel o del metabolismo. 

Si no puedes modificar tus malos hábitos, es momento de pasar a la acción. África López-Illescas lleva poniendo en práctica el programa “Mi acción Saludable” (MAS) desde hace varios años.

Según su experiencia en este trabajo, puede asegurar que sus pacientes no sólo mejoran su calidad de vida o el transcurso de una enfermedad, sino que presentan una mayor satisfacción y autoestima.