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Una tarde inolvidable en Festejo de La México
MÉXICO.- Bendita sea rivalidad entre las figuras de la Tauromaquia. A la borrachera de toreo de Ponce del día anterior respondieron Morante y El Juli como los números uno que son. La magia innata del genio de La Puebla y el magisterio del niño que maceró su grandeza al otro lado del charco. Ambos a hombros en otra tarde inolvidable.
La faena de Juli al quinto provocó el delirio colectivo. De una rotundidad sólo al alcance de los privilegiados. Calentó motores antes de la faena con unas lopecinas casi hasta desafiantes que ya marcaron cuáles eran sus intenciones.
Se fue a los medios, brindó al público y comenzó con tres pases cambiados encadenados una faena superlativa. Se abría el de Teófilo Gómez en su embestida, amagando rajarse, pero el madrileño tapó cualquier intención de huida con un mando marca de la casa.
Conseguido eso, surgieron muletazos interminables, de mano baja, de una profundidad casi inimaginable. Aunque para inimaginable, el final de faena, apoteósico, como de ciencia ficción, con la improvisación por bandera. Un auténtico alboroto que desató de nuevo la locura en unos aficionados que han presenciado, en 24 horas, dos corridas para la historia.
Hubo amago de petición de indulto, pero El Juli, con el rabo a su alcance, no quiso alargar más. Un pinchazo le privó de los máximos trofeos, pero el espadazo posterior le aseguró las dos orejas que ya había perdido antes.
Apenas dos meses después de su mágica faena en La Mexico, Morante lo volvió a hacer. Otra cumbre. En el mismo sitio, a la misma hora, la misma persona... La suavidad hecha obra de arte gracias a unas muñecas de seda únicas, irrepetibles.
Portaba calidad en su embestida “Muchacho”, y el guiño cómplice al callejón de Morante hacía presagiar cante grande. Así fue. Las chicuelinas de mano baja en el quite y el inicio por alto agarrado a tablas tuvieron sabor añejo.
Se relajó en redondo ya en el tercio y los derechazos se repitieron con suma belleza. Una expresión artística que hizo brotar de nuevo la conexión especial entre el genio y la afición azteca.
Morante estaba feliz, sonriente en la cara del toro, disfrutando en todo momento. Alguien le gritó “torero caro” desde el general. Qué razón caballero. Para muestra, los naturales a pies juntos como epílogo. Auténticas pinturas.
Se volcó sobre el morrillo y paseó dos orejas en el “embudo” por tercera vez consecutiva. E
LA FICHA
Monumental Plaza México
Corrida del 71 aniversario
Toros de Teófilo Gómez
Morante de la Puebla (negro y oro): Pinchazo y estocada corta atravesada (silencio) / Estocada (dos orejas)
El Juli (caldero y oro): Pinchazo y estocada corta defectuosa (ovación) / Pinchazo y gran estocada (dos orejas)
Luis David Adame (blanco y oro): Media estocada y descabello (ovación) / Estocada baja (silencio) / pinchazo y estocada (palmas de despedida)