Una generación en extinción

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Una generación en extinción

La doctora Jean M. Twenge, autora y profesora del departamento de Psicología de la Universidad Estatal de San Diego, Estados Unidos, publicó en la revista The Atlantic de este mes de agosto un artículo titulado: “¿Have Smartphones Destroyed a Generation?”  (“¿Han destruido una generación los celulares?”), y anuncia el nacimiento de una generación llamada iGen, que son los nacidos de 1995 al 2012. A esta generación le llamo “generación Zombie” en nuestro próximo libro, que será publicado en unas semanas más. 

La doctora Twenge declara que de cada cuatro adolescentes, tres de ellos poseen un smartphone (teléfono inteligente) y pasa un promedio de casi nueve horas diarias checándolo. Están más a gusto en sus recámaras que en sitios al aire libre, y más seguros físicamente porque realizan menos actividades al exterior, deportivas o recreativas. Pero más propensos y vulnerables a la depresión y los suicidios, a partir del 2011. Sin exagerar, nos enfrentaremos a una generación con mayor número de problemas de salud mental y una de las causas es por la adicción a los celulares. Hay una gran evidencia en estudios que testifican los efectos negativos en sus vidas, produciendo altos niveles de ansiedad y tristeza. No necesitan salir de su casa para estar con sus amigos. Hoy los adolescentes prefieren textear que tener una cita cara a cara. Además, la dependencia hacia los padres se prolonga cada vez más años. A pesar de que estos adolescentes pasan más tiempo en sus casas, los padres los sienten más alejados de ellos, y solitarios. No hablan con la familia y su única comunicación es: “OK” o “X”, ante las preguntas de los familiares, mientras están desconectados con sus celulares. 

No hay problema en que el hijo adulto no busque trabajo porque los padres siempre estarán detrás de él para que no le falta nada. Una de mis alumnas universitarias me comentó la semana pasada en la clase: “tengo un novio de 23 años y al llegar a la casa de sus papás me comentó que tenía hambre y se le antojaba un sándwich. Como su mamá no estaba en casa, me dijo que la esperaría para que ella se lo hiciera”. Existe un retraso en su madurez, comenta Jean Twenge, el muchacho de 18 años actúa como uno de 15 años de edad. Viven muy pronto los privilegios de adultos y muy tarde sus responsabilidades. Los iGen tienen más tiempo de descanso y esparcimiento que cualquier otra generación. Pasan menos tiempo haciendo sus tareas y más tiempo en sus redes sociales y videojuegos. ¿Qué hacen la mayoría de su tiempo? La doctora Twenge cita en su artículo: “Los adolescentes que pasan más de tres horas diarias frente a una pantalla tienden más a la depresión que los que pasan menos tiempo”. Cuidemos el tiempo que nuestros hijos pasan con la tecnología, impulsemos actividades sociales reales en familia y organicemos salidas aire libre que implique movimiento físico. Enfrentemos a nuestros hijos a un mundo real y no sólo digital. 

jesus.amaya@udem.edu
@JesusAmayaGuerr